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La fantasía erótica de violación.
(Ana García Mañas. 2012.
Descargable en PDF)

10 julio, 2015 a las 11:00/ por

Si hay un tema al que a menudo se le da vueltas es al de la fantasía erótica de violación. A falta de fuentes más fiables, recomendaría un ejemplar de la revista de Incisex (donde hago el Master) que tiene ese nombre, «Fantasía erótica de violación». Puede resultar interesante para quien, más que querer indagar en este tema, también quiere ver los diferentes enfoques que se le ha dado hasta ahora al estudio de esta fantasía, en este estudio que, creo recordar, fue el doctorado de Ana García Mañas, la autora.

Por un lado analiza las diferentes actitudes con que se han realizado los estudios sobre el tema hasta hoy día. Se queja que muchas veces ha existido más morbo en torno al tema que interés académico o interés por entenderlo.

 

 

Como principal punto en torno a la fantasía, por las complicaciones que acarrea, se refiere a lo que denominan el «paso al acto», como la creencia de que la idea se pasará a la conducta, seguramente por contaminación del punto de vista psicoanalítico, en el que unas ideas corresponden a unos deseos ocultos. No por casualidad, sexología y psicoanálisis nacieron en momentos muy cercanos y con autores muy cercanos, como Ellis y Freud.

Sobre el concepto de paso al acto, quizá este es el párrafo más importante

 

«El creciente interés por una línea de investigación sobre “fantasías desviadas” se basa precisamente en la relación entre estos dos planos de realidad. La idea de que las fantasías son un trampolín desde el que se salta a la conducta está muy extendida. Es lo que se llama el “paso al acto” y puede generar varios tipos de problemas.

 

 
Por una parte, los propios individuos que reciben este mensaje pueden considerar que sus propias fantasías, al no estar “realizándose” son fantasías de segundo orden, o atribuir su no realización gestual al hecho de encontrarse reprimidos, comenzando en ocasiones un proceso de intento de liberación erótica que no llevará, probablemente, más que a frustraciones y a fracasos. En el caso de tratar de trasladar a la conducta sus contenidos imaginarios, muchas personas también pueden encontrarse con resultados decepcionantes, ya que si son deseos destinados a realizarse en la vía de la fantasía, su actuación no producirá satisfacción ni placer sino sorpresa o incomodidad. En el caso concreto de este estudio, las propias mujeres pueden sentir que su autonomía se ve disminuida por ese tipo de deseos, o que esta parte de su erótica entra directamente en conflicto con sus posiciones ideológicas sobre derechos humanos y liberación de la mujer. Vivir con miedo al paso al acto puede también generar ansiedades por no provocar o involucrarse en determinadas situaciones, como por ejemplo salir de noche, pasear por determinadas zonas, etc., por miedo a provocar en un momento de baja guardia, que suceda su propia fantasía, limitando su capacidad de acción y su disfrute y libertad en otros ámbitos de la  vida.
 
La idea del paso al acto también puede generar dudas y confusión en algunos profesionales, sobre todo aquellos que en lugar de centrarse en el individuo se centran en la prevención de posibles agresiones o comportamientos socialmente inadecuados (las técnicas provenientes de la terapia de modificación de conducta se han utilizado para agresores pero también para tratar a exhibicionistas y otros grupos de eróticas minoritarias que, cada vez más, son considerados enfermos mentales o portadores de alguna patología).
 
Estos profesionales pueden tener dificultades para distinguir su objeto de intervención (la conducta delictiva) de la erótica del individuo, y pueden centrarse en tratar de modificar el deseo, algo que se intentó sin éxito en individuos homosexuales y que sigue sin funcionar, a pesar de que se intente presentar una vez más como una terapia novedosa y socialmente útil.»
 
 
Y para gestionar no sólo esta fantasía sino cualquiera, se propone una visión de las fantasías que me resulta interesante: Que son dos vías IGUAL de importantes, y autónomas, con sus propias reglas:
 
«Amezúa (2000) habla de la doble vía de realización del deseo, y propone dos vías de igual importancia en la que los deseos (el contenido de la erótica) se gestionan y pueden ser satisfechos, siendo una la vía de la conducta o los gestos y la otra la vía de la fantasía o la imaginación:

«tenemos una vía, la fantasía, que da acceso a su terreno de juego propio que es el de la fantasía. Los juegos son todos los imaginables. Todo es posible en este terreno de juego. Y existe otra vía que es la de las conductas, sean éstas individuales o de relación. Como su nombre indica, se trata de hechos, gestos o conductas individuales o compartidas que tienen lugar en este terreno de juego, distinto al de la  fantasía. Los dos terrenos son independientes. Sucede, por decirlo de una forma plástica, como si nos encontráramos en un campo de tenis y un campo de fútbol. Cada uno tiene sus reglas. Y a nadie se le ocurre jugar al fútbol en la cancha de tenis o al tenis en el campo de fútbol. Es simplemente inviable» (Amezúa, 2006:17)

 

PDF del estudio.

Seguramente preferiréis leerlo gratis descargándolo de la web de la Universidad Complutense de Madrid en formato PDF en lugar de comprarla en papel, porque además comprarla no es tan fácil… A pesar de que debajo de la (inexistente) ilustración de la portada de ese número de la revista pone «Comprar ese ejemplar», hacer clic NO te lleva a la página para comprarla, sino que te lleva a una árida página con toooooodos los ejemplares publicados. En toda esa larga lista, el ejemplar dedicado a la fantasía erótica de violación es el número 169. Ese número en concreto cuesta 11,36 euros. ¿Por qué no habrán actualizado la web para que venda las revistas bien y rápido?…

 

 

 

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