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«La línea que separa una relación consentida de una forzada es difusa»

5 abril, 2013 a las 11:00/ por

Agresión sexual. Sexo no consentido que va más allá de la imagen típica del violador desconocido, que es sólo un tercio de los casos. En más del 60% de los casos son personas conocidas o incluso su pareja, o familiares. Cuando coincide con salir de noche, ir a casa de alguien conocido…la línea es difusa. Por eso extraigo esta parte (aunque yo lo leería entero…):

«Muchas reconocieron no tener claro qué se puede considerar como agresión sexual. Por ejemplo, la mayoría no identificaban como tal que el hombre se niegue a usar preservativo. En el informe se alerta de que la actitud masculina tan extendida y normalizada de insistir y presionar para tener sexo, hace que las mujeres acepten esa conducta “como algo consustancial a salir de fiesta”.

Norma Vázquez responde que el límite es “la coacción: si hay presiones, si el hombre no ha respetado el ‘no’ de la mujer”. Pero reconoce que, a menudo, cuando el agresor es conocido, la línea que separa una relación consentida de una forzada es difusa. “Hay mujeres que empiezan diciendo que no, pero que ceden por la presión, el chantaje, o por evitar males menores, como el miedo a la violencia física. Esas mismas mujeres a menudo no lo consideran violencia, porque se quedan con que finalmente aceptaron o con que ellas lo buscaron”.

La psicóloga lamenta que la sociedad no entienda por qué una mujer no se opone con firmeza a una relación sexual no deseada, y que la pregunta sea esa en vez de cuestionar por qué muchos hombres siguen sin aceptar la primera negativa. “Decir que no, mantenerlo y defenderlo cuesta”, recuerda.

Vergüenza y culpa

“Sentí culpa y vergüenza”, relata Blanca. “Porque yo había decidido que quería tener relaciones, yo había decidido que quería irme con ese chico. Hasta le había dejado que me bajase las bragas. Sentía que yo me lo había buscado y que no tenía derecho a echarme atrás en el último momento. Me sentía tonta”, reconoce.

Haber bebido, haber salido de casa con ganas de un revolcón o no haber sabido dar un ‘no’ contundente son algunos de los elementos por los que las víctimas se sienten responsables de lo que les ocurrió, destaca la psicóloga. Si la sociedad transmite a las mujeres que son ellas las que tienen que protegerse y limitarse para no ser agredidas, cuando esto ocurre, su primera reflexión no apela al agresor (¿por qué ha agredido?) sino a la víctima (¿por qué se metió en esa situación?).»

Esto es parte del artículo «Yo quería sexo, pero no así», de June Fernández recién premiado con el II Premio Columbine  (que no es cualquier premio, lo organiza la Asociación de Periodistas – Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL), con el patrocinio de Unicaja y la colaboración de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM); las federaciones, de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y Andaluza de Asociaciones de Periodistas (FAAP); Fundación “Carmen de Burgos” y Colegio de Periodistas de Andalucía.)

Y para leer sobre los mitos que rodean a la violación, puedes ampliar información en Mehanviolado.com. Si lees más te darás cuenta que le pasa también a hombres y menores.

La imagen, de aquí. El texto aclara que, aparte de drogas varias, lo que más se usa es el alcohol.

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