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«La tiranía de la falta de estructura»

6 octubre, 2020 a las 11:05/ por

«Siempre supimos que sería más trabajoso tener relaciones como estas que definimos por nuestra cuenta con quienes están en ellas, en lugar de recurrir a la norma. Hoy en día entiendo la importancia de reconocer las dinámicas de poder dentro de la anarquía relacional y de impulsar que las personas que inician relaciones con dinámicas de poder sesgadas sean conscientes de ello. El coste de construir una relación completamente personalizada puede ser muy diferente para cada persona y debemos considerar lo que Jo Freeman en 1971 llamó tiranía de la falta de estructura*. La desaparición de la estructura puede convertirse en poder y beneficiar a aquellos que lo poseen de partida. La anarquía relacional debe estar equipada con este análisis de poder, y abierta a admitir cierta estructura en las relaciones, cuando sea necesario para proteger a unos individuos de otros«.

Fuente: Andie Nordgren, «The road to relationship anarchy» 2018, incluido en Anarquía Relacional. Páginas 206-207

* Jo Freeman, «The tyranny of structurelessness», The Second Wave, 1972.

 

En el largo y complicado camino hacia la anarquía relacional, hay algo que es común a muchas situaciones «fuera de la norma»: la tiranía de la falta de estructura, como lo llamó Jo Freeman. En mi línea, acorde con el nombre de mi alter ego, no llamo la atención sobre este detalle para desacreditar la anarquía relacional, pero sí como una cuestión importante sobre la que creo que TAMBIÉN es importante poner el foco: una situación donde existe una aparente ausencia de estructura favorece a quién, de partida, tenía una situación más privilegiada.

Como señala Freeman en su texto (PDF), esa situación más privilegiada tiene muchas dimensiones: » los pre-requisitos típicos para participar en las élites informales del movimiento, y, por lo tanto, para ejercer cierta forma de poder, tienen relación con la clase social, la personalidad y la disposición de tiempo». Sumemos todos en los que podemos pensar: desde el género, la clase, la cercanía de la familia de origen, tener o no un círculo social amplio, la propia biografía, a la independencia económica, a ser una persona racializada o no, a ser parte de una minoría o no, tener diversidad funcional o no, la capacidad de cada cual para convencer, presionar e incluso manipular, los años de experiencia en un determinado colectivo, estar «fuera del armario» o no, la presión (mayor o menor, favorable o en contra) del grupo de amistades más cercanas…

La cuestión no sólo afecta a la anarquía relacional, sino en realidad, a todo colectivo, grupo, que se forme fuera de estructuras conocidas y que lleve a quienes forman parte de ellos a no tener referentes, guías, estructuras, que les sirvan para guiarse. Como la resume Hilary Wainwright en este texto, «Imagine there’s no leaders», «esta aparente falta de estructura a menudo ocultaba una dirección informal, no reconocida e irresponsable que era aún más perniciosa porque se negaba su propia existencia«. Y la solución que Hilary propone la «creación de estructuras transparentes basadas en unas reglas acordadas colectivamente que pueden incluir, o no, líderes de algún tipo».

Esa aparente falta de estructura sucede tanto en colectivos «fuera de la norma» como en entornos más formales. Los efectos de la falta de estructura se conocen, por ejemplo, en el entorno laboral. Si se organizan reuniones sin un orden, sin definir, sin un horario claro de inicio y cierre, quienes tienen una situación más privilegiada de partida tienden a ser quiénes se benefician más de esa forma de reunirse, aparentemente, sin estructuras. Como señala Jo Freeman, el que esas estructuras no sean visibles no quiere decir que no existan. Es lo que Jo Freeman llama «tiranía de la falta de estructura». Quién quiera leer más en profundidad sobre el concepto, en este texto de 13 páginas (PDF) de Freeman puede ampliar la información (a pesar de ser una traducción con algún error). Su artículo se centra en el feminismo, pero puede aplicarse a otras muchas situaciones donde pueda existir esa falta de estructura.

El texto no lo cito como una crítica a la anarquía relacional que se me ha ocurrido, sino porque lo menciona Andie Nordgren en el texto con que abría el post, parte de un artículo más largo, «The Road to Relationship Anarchy», que espero poder traducir en algún momento . Para quien no sepa quién es Andie, es quién creó el término junto con Jon Jordas y Leo Nordwall, el grupo que lo fue popularizando en ambientes anarquistas suecos en 2005.

Cathy Levine, citada como crítica con «La tiranía de la falta de estructura», aporta más matices en su texto «La tiranía de la tiranía» (aquí, original en inglés; aquí, traducido al castellano). Su texto no es solo una crítica (se suele citar para «invalidar» la propuesta de Freeman, criticada en entornos anarquistas) sino que aporta matices importantes. En lugar de hablar de grupos con estructura y sin estructura, debería hablarse de grupos que han decidido tener una estructura formal y los que no lo han hecho, y que por lo tanto tienen una estructura informal. 

La cuestión es ¿quién está nombrando las cosas?¿quién está diciendo qué es aceptable y qué no?¿quién está definiendo las reglas del juego, de la situación en que se encuentran varias personas?

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