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La trampa de la inclusión de la diversidad #EducacionSexual

10 abril, 2019 a las 14:01/ por

En el siglo XXI ha habido una aparición de muchas etiquetas relacionadas con la sexualidad. Eso puede llevar al error de pensar que han aparecido fenómenos nuevos que no existían, cuando en realidad, han estado siempre ahí. La diversidad no es algo que debemos aprender a aceptar, algo que debemos «incluir». La diversidad no es un valor que debe potenciarse, enseñarse, educar en ella en la sociedad en el siglo XXI: La diversidad es un hecho. Ha estado siempre ahí, está y seguirá estando. Lo que va cambiando (o debería ir cambiando) son las ideas. Unas ideas que consigan entender que la realidad es más compleja, unas ideas que vayan ganando en definición, en detalle, para referirse a la realidad. Solo hay dos opciones: O ampliar tus ideas para comprender todo lo que sucede en la realidad, o empeñarte en que la realidad coincida con tus ideas. Lo segundo siempre da mal resultado, siempre deja sin espacio en la sociedad a un montón de gente que no encaja en esas categorías tan simples.

La Historia es cíclica, no sigue una evolución lineal. Por esa razón, cosas que «descubrimos» hoy día, ya se vivían hace tiempo. Los clítoris aparecieron y desaparecieron de los libros a lo largo de la Historia. La amplísima variedad de identidades sexuales también se conocía a comienzos del siglo XX y se dejó de lado bajo todos los cambios de ese siglo. Las categorías de hombre y mujer se entendieron de otra manera en aquel entonces. Como los pixeles de una imagen, según la época histórica ganamos o perdermos en resolución, vemos las cosas con más o menos detalle. Cuando vemos todo con menos detalle, nos parece que solo existen unas pocas categorías. Cuando nos fijamos más, cuando vemos una imagen con más detalle, nos damos cuenta que hay muchos más tipos, subtipos y subtipos de los subtipos. Nos damos cuenta de que, no solo existen diversidades, realidades diferentes «ahí fuera». También tú vas a cambiar. Todo el mundo cambia. Y cuánto mejor sepas comprender tu propia diversidad, mejor será tu vida.

«Incluir la diversidad» vuelve a una categoría fundamental en la estructuración de la sexualidad (y las sociedades humanas): Lo normal y lo raro. A veces lo raro es definido como tal basándose en la «estadística» (mal entendida), basándose en la «naturaleza» (interpretada a medida de las ideas que se quieren defender y atacar), basándose en el pecado, en la moral… Lo hacemos en todas las sociedades: Identificamos lo nuestro y «lo otro». Lo familiar y lo monstruoso. Respecto a la sexualidad, una aproximación que lo resume es el «círculo mágico» de Rubin (fuente). Cada vez que «incluimos lo diverso» seguimos sin cuestionar nuestras propias categorías. Las mismas categorías que generan esa exclusión. Y en lugar de cambiar las ideas, en lugar de ampliar nuestros conceptos, preferimos seguir pensando con los mismos conceptos. Unos conceptos que puede que sean más simples, más sencillos de manejar… pero no por eso son más cercanos a la realidad. Una realidad en la que esos conceptos dejan sin espacio en la sociedad a quienes no se les ha «otorgado» todavía un espacio, no se les ha aceptado. Además de hacer la vida más fácil a quiénes se ha excluido hasta ahora, es imprescindible, al mismo tiempo, ampliar los conceptos para entender por qué hemos excluido a quienes hemos excluido.

circulo gayle rubin

 

 

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