Segón veo en el número especial del periódico DIagonal, las cuatro posturas que existen en torno a la prostitución son:

Prohibicionismo
Para el prohibicionismo, tanto la prostitución
como el proxenetismo son un delito, por lo que la
única forma de enfrentarse a ellos es mediante la
represión penal y medidas coercitivas. Desde
esta perspectiva, la prostituta es una delincuente
a la que se persigue policial y judicialmente.

Reglamentarismo
El reglamentarismo considera que la prostitución es un fenómeno
potencialmente conflictivo, por lo que hay que abordarla con políticas
de control, desde una óptica en la que impera la protección
de la salud y del orden públicos: se establece la necesidad de que
la prostitución se ejerza fuera de la vía pública y, por otro lado,
que se controle administrativamente a quienes la desempeñan.

Regulacionismo
Para esta perspectiva, la prostitución es un trabajo voluntariamente
prestado, por lo que hay que dotar a las prostitutas de derechos. Así, la
prostitución debe tener un régimen jurídico como actividad laboral, con
derecho a sindicarse y a cotizar en la Seguridad Social, lo que mejoraría
las condiciones en las que trabajan y reduciría los riesgos a los que
se ven expuestas. Se distingue entre prostitución forzada y libre.

Abolicionismo
El abolicionismo sostiene que la prostitución es una forma de violencia de
género y que la prostituta -más bien, la mujer ‘prostituida’- es una víctima
que no escoge libremente dedicarse a esta actividad; ésta no se puede
considerar como un trabajo, pues sería legalizar el sometimiento de la
mujer. Sus propuestas son la prevención y la reinserción e integración de
las prostituidas; además de la persecución del proxenetismo y del cliente.

Le he dado vueltas muchas veces al tema. La postura que me parece más razonable es la del regulacionismo: que se dedique a la prostitución quien quiera, mientras que se persiguen los delitos relacionados: extorsión, trata de blancas, etc,…

Eso en teoría. Pero después la realidad es que muchos sectores en este país, aunque tengan una legislación, son (en la realidad) desempeñados en un ambiente desregulado, «sin ley» digamos. Desde las instituciones simplemente se deja que el mercado siga, no interviene, con lo que en la vida real no es la ley quien controla la situación, sino los empresarios.
El ejemplo más parecido a eso es lo que pasa en el trabajo. Hay unas horas máximas, unas condiciones de trabajo,.. y todos sabemos que después la gente se queda porque «hay que quedarse», porque todo el mundo se queda… Y sabes que pedir una inspección no vale para nada,…

Con el mismo panorama, pero trasladado a la prostitución y las inmigrantes (el 95% de las prostitutas son inmigrantes según Hetaira, asociación dedicada al tema), la realidad es que si se mantiene una postura tan «civilizada» como considerarlo como una profesión como otra cualquiera, lo que se hace es mantenerlas como las ovejitas rodeadas de una pandilla de lobos que se las van merendando poco a poco.

Un ejemplo: la asociación de empresarios de locales de alterne, ANELA, que defiende que esa profesión mayormente desempeñada por inmigrantes se normalice, que se deje ejercerlo como algo normal, está dirigida por un abogado que es uno de los dirigentes de un partido de extrema derecha… No solo que él sea quien es… es además que los asociados se consideren muy bien representados desde hace años por él….

Aquí la información.

Creo que esto lo cuentan también en el libro ese de «El año que trafiqué con mujeres».

Dos y dos son cuatro. ¿Un partido de extrema derecha interesado en que las prostitutas inmigrantes tengan una mejor vida? juassss

Puestas así las cosas, la postura que me parece más razonable es el abolicionismo, que creo que es el sistema que aplican en Suecia. Persiguen al cliente y se busca abolir la profesión. Y sí han conseguido que las mafias no lo consideren un terreno interesante para ir a llevar sus «productos».

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