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Los ¨vértices» en las relaciones no monógamas (con Gabriela Wiener): Resumen

12 diciembre, 2017 a las 13:14/ por

 

Se le llamaría «vértices» a las personas que tienen dos o más relaciones a la vez. No es una etiqueta como tal, no es el término «oficial» (según el glosario de MoreThanTwo, en inglés se les llama pivots). «Vértice» es el nombre que se le ocurrió a Gabriela Wiener sobre la marcha, un día que estábamos hablando al final de una charla sobre poliamor y la que ella propuso la reunión que hicimos el pasado domingo, una reunión de vértices en Volta Café. No es un término oficial, sino que cada cual, obviamente, le llamará como quiera: bisagra, pivote, eje…

Al final sucedió algo que sucede a menudo: Cuando asiste mucha gente, eso provoca verguenza/respeto, sensación de estar ante público y habla menos gente de la que hablaría en un grupo más pequeño. De todos modos, al final se acabó relajando todo el mundo y nos acabamos quedando con ganas, pero es que ya llevábamos 3 horas hablando del tema… así que a las 9 decidimos dejarlo, para que hablar en grupos más pequeños, o relajarse, conocer a otras personas del grupo…

¿Y de qué se habló? Primero Gabriela nos contó la dramática situación en la que se encuentra ahora su relación, como están recuperando el mismo vínculo que había antes de que naciera la hija del trío. Algo habitual en las parejas monógamas, un período de crisis tras nacer un bebé. Nos habló de la cama del poliamor que encargaron. De cómo han ido cambiando las cosas y lo que aprendió por el camino. Y luego fuimos hablando, ya como grupo, sobre el asunto del día, los «vértices». Aunque descubrimos que habían asistido más «extremos» (más personas que tenían relaciones con un vértice que no estaba allí) que «vértices», algo que, como dijo Gabriela, era matemáticamente muy lógico…

 

Volta Café

Volta Café

 

 

Le agradecimos a Gabriela que «enarbolara la bandera del fracaso, porque quienes estamos aquí somos quienes estamos buscando otras maneras, somos a quienes no les funcionó la vida», como dijo la muy querida Roma :-)

Allí hablamos de como un vértice entre dos personas que no se llevan demasiado bien o en momentos de crisis,  se encuentra a menudo intentando mediar para que se lleven bien. Algo que suele dar malos resultados, no es posible obligar a la gente a que se lleve bien, por mucho que eso facilitaría las cosas a ese vértice. Así que se ve con la necesidad de adaptarse a unas situaciones inesperadas, como tener que estar de una casa para otra, o haciendo turnos lo suficientemente bien calculados para que no se crucen. Callando cosas de la otra persona que le han gustado al vértice, y que sabe que le molestarían al otro/s extremo/s.

Si se es uno de los extremos, ayuda haber estado antes como vértice para saber manejar todo el lío. A veces se son las dos cosas a la vez: Extremo de una relación, pero vértice de otra. Lo que sí se concluyó es que haber estado como vértice antes ayuda a ponerse en su lugar cuando nos toca ser extremos. Eso nos hace pensar que su situación no es ideal, por mucho que se vea así. Y sabiendo lo complicado que es, allí mismo algún extremo decía que, ahora, hablándolo, se daba cuenta que podía haber echado una mano para hacerlo más fácil (cuando su pareja le llamaba para saber a qué hora iba a volver a casa, por ejemplo)

Porque esa es otra cuestión: Se da por hecho que el vértice está en una situación privilegiada por estar con dos personas, y que los dos o más extremos están en la posición más vulnerable. Y así le es muy fácil conseguir apoyo, empatía, simpatía y defensa de su postura por sus amistades… mientras que la persona con dos o más parejas a menudo es vista como alguien con mucha suerte, con el doble de amor, el doble de todo…

 

Volta-Café

 

Lo malo es que también la culpa es el doble. Si se tiene intención de cuidar a las relaciones, y no conviven, el vértice se encuentra con el problema de que si está todo lo que puede estar con cada persona, sólo podría el 50% de su tiempo. Mientas que sus parejas (si son monógamas la cosa empeora, se puede complicar más) pueden estar disponibles todo el tiempo… habiendo un 50% de tiempo que puede ser de espera…o de presión al vértice. O culpabilización. Y eso, llevado al extremo, lleva a agobiarse por ir de una relación a la otra, de cubrir una relación y la otra…. olvidándose de cuidarse el mismo vértice. Lo que se conoce desde hace tiempo como síndrome de la PPP, Persona Poliamorosa Perfecta, que intenta hacerlo también que se acaba quemando –polisaturando– por no haberse dedicado tiempo a sí misma.

Así, en esa escasa simpatía ajena hacia quien está en el extremo, a veces toda la simpatía que se encuentran es «¡pues gestiónate tus celos!» en lugar de alguien con quien poder llorarlo o quejarse o pedirle unas pastillas para poder dormir, que al final a Gabriela fue lo que mejor le resultó. Desde luego es una situación con sus ventajas, eso es innegable, por lo que también es importante que ese vértice no sólo se centre en el proyecto, en que salga adelante lo que le gustaría que pasara, sino también buscar su propia incomodidad, aprender a postergar la satisfacción, aprender paciencia, desprendimiento (si se puede cultivar)… para que esos extremos estén más a gusto. En resumen, trabajar en común.

Se habló también de cómo las criaturas pasan a ser vértices a su vez, generando encuentros o desencuentros, pero siendo el punto común de dos o más personas. Se habló de que a distancia es más sencillo que presencial, que cuando las tres personas están en la misma ciudad, y aún más complicado si es en la misma casa. De la posibilidad que también existe de que esa cercanía haga que se llevan tan bien los extremos que terminen dejando de lado al vértice (como en cualquier otra relación, como las monógamas olvidando a la pareja anterior).

Se comentó que se pueden pensar muchas soluciones posibles, pero que en la realidad anticiparse es muy complejo, porque las circunstancias en la realidad pueden ser muy diferentes a lo que habíamos imaginado, o puede ser que en la teoría nos pareciera fácil pero mucho más complicado de superar en la realidad… Todo eso obliga a ir adaptándose de manera flexible en lo real, ya que las condiciones previas que imaginemos puede que no se den nunca. Es natural querer anticiparse, pero poco práctico más allá de los límites propios, y aun esos pueden cambiar con el tiempo y otras condiciones. Lo que sí que, curiosamente, no se habló de otros tipos de no monogamia, sólo poliamor y anarquía relacional, y ni una palabra sobre swingers, por ejemplo…

De aquí ya salieron algunos temas que ampliaremos en enero y febrero. Os avisaremos por las vías por donde os enterásteis de la convocatoria anterior.

 

 

1 Comentario a “Los ¨vértices» en las relaciones no monógamas (con Gabriela Wiener): Resumen”

  1. Cineojo dice:

    Gracias!!!!!!!!!

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