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Modelos y referentes cuando vives fuera de la norma

12 mayo, 2020 a las 18:30/ por

Es muy cansado (como mínimo) tener una identidad, prácticas sexuales, relaciones afectivas fuera de la norma. Entre otras cosas, porque se está ahí 24 horas al día. Quienes por una o más cosas no encajamos en las relaciones más comunes, las formas de tener sexo más comunes o las identidades más comunes, nos encontramos toda una cultura diciéndonos que nuestro camino es raro, equivocado, poco recomendable. Una cultura que insiste, 365 días al año, que lo nuestro es una fase, que nuestro camino está lleno de complicaciones, que vamos a terminar dando disgustos a nuestra familia de origen, que seremos una mala imagen para la empresa en la que trabajamos, para el servicio que prestamos, que solo valdremos como entretenimiento para rellenar programas de televisión, documentales, revistas, prensa… Toda esa cultura nos muestra que no existen referentes de la vida que queremos llevar. Y que si hay referentes, tuvieron una vida desgraciada. La moral protestante en nuestras vidas: la vida te va mal porque no eres buena persona, porque dios no te ha elegido. El destino marcado desde el principio, por ser quién eres… a no ser que rectifiques y vuelvas al camino correcto.

Afortunadamente eso es algo que aprendí con 2o años leyendo sobre psicología social: toda persona que hace algo diferente a las personas que tiene alredededor será presionada hasta que haga lo mismo que ese grupo o será expulsada del grupo. Y a quien se le expulsa, se le marca con el estigma.

Viviendo fuera de la norma, creo que nos es de mucha ayuda encontrar referentes. Y que NO es de tanta ayuda tener modelos a los que parecernos. Referentes y modelos pueden parecer cosas similares, pero, al menos para mí, son algo radicalmente diferente.

Un modelo es un molde en el que encajar. A veces salimos de un corsé para acabar metiéndonos en otro. Un modelo es una visión ideal de identidad, de prácticas, de moral, de ética, de comunidad, de forma de tener ciertas prácticas (BDSM, por ejemplo), de tener relaciones afectivas. A veces, incluso, una visión utópica. Y no ha pasado una vez, ni dos, sino bastantes, que esos intentos de vivir de acuerdo a unos modelos idealizados han llevado a autoflagelarnos por no conseguirlo. A autocastigarnos por no llegar a ese nivel ideal. A criticarnos mutuamente por no estar haciendo las cosas lo suficientemente bien. No sólo tenemos la presión externa, el estigma por ser diferentes, sino también la autovigilancia a la que nos sometemos para ser esa versión ideal, para construir esa sociedad ideal, esa relación ideal. Y eso nos lleva a vivirlo desde el deber, desde la exigencia. Se podría hacer con otra actitud, pero avanzar con la mirada clavada en un ideal al que dirigirse hace complicado no autocastigarse por haberse desviado del camino correcto. Y vivimos en una época en que las cosas son blancas o negras, buenas o malas. Eso significa que si no estás haciendo las cosas bien, las estás haciendo muy mal. O conmigo o contra mí.

Frente a los modelos y al deber, siempre he preferido vivir fijándome en referentes. En personas que han hecho caminos que me resultan interesantes pero que no puedo imitar porque es imposible: porque vivieron en otra época, o en otra cultura, o en otras circunstancias personales. Lo bueno de los referentes es que son una conclusión, una idea a posteriori: son personas, relaciones, colectivos que nos inspiran por lo que YA HAN VIVIDO, algo que ha sucedido en el pasado. Y habiendo vivido de esa manera, han hecho muchas cosas bien, habrán cometido errores, habrán hecho lo humanamente posible. Nos inspiramos en las facetas que nos atraen, que nos inspiran, nos animan, nos dan fuerzas. Porque fueron, somos.

En cambio, los modelos, en lugar de ser algo que ya se ha vivido, es un modelo POR VIVIR, algo en el futuro. Y que por estar idealizado, y por no haberse encontrado con las circunstancias personales de cada cual en el día a día, no se ha «aterrizado», no se ha adaptado a lo que es humanamente posible. Y fijarnos en modelos ideales y poco humanos contribuyen a que, además de tener que soportar la presión (o cosas peores) de la norma, también nos autocastiguemos (o lo hagamos con quien tenemos cerca) por no parecerse a ese modelo idealizado de una identidad integrada y plena, de unas prácticas sin problemas ni accidentes, de unas relaciones sin ningún disgusto ni dolor.

Quizá sea de ayuda recordar, también durante 24 horas al día, que estamos intentando hacer de una manera más complicada que quienes encajan en la norma, y que ya es bastante complicado eso como para ponernos más peso sobre los hombros.

 

2 Comentarios a “Modelos y referentes cuando vives fuera de la norma”

  1. Lidia dice:

    Mayoría de nuestras sociedades contemporáneas son hetero-patriarcales en cuanto a los modelos de roles sexuales o ya directamente sociales, lo que desgraciadamente afecta cualquier otro espacio de nuestras vidas cotidianas. Se hace complicado para todos los que algún momento de su vida decidieron ser leales a sí mismos en el tema afectivo, sexual o un estilo de vida determinado. Un abrazo cordial.

  2. moscacojonera dice:

    muchas gracias :-) un abrazo

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