«Por lo tanto, ¿cómo superar algo así?. Quizás con el Shadow BDSM. Las sombras (shadows) que son parte de tu «yo» que no siempre sabes que están ahí hasta que algo las hace saltar. Es algo como amnesia selectiva. Cuando empiezas a explorar este área particular del BDSM/¿psicología?, necesitas asegurarte de que el nivel de confianza es tal que quien te acompaña en el proceso es capaz de responder a lo que plantees sea lo que sea,… de que serás capaz de ayudarles a superarlo sean cuales sean los fantasmas que les acosan y que el lazo que os une es tan fuerte que nada puede romperlo… porque de todas las áreas del BDSM, esta es la que puede hacerlo. Hay gran cantidad de peligro en varias áreas del BDSM, pero ninguno daña tanto como lo que le puede pasar a la mente de alguien durante el Shadow BDSM. Las heridas físicas se curan (normalmente)… a veces las mentales no. Much@s de nosotr@s ha sufrido traumas en nuestras vidas, que a lo mejor es mejor no tocar. Pero para much@s de nosotr@s, el llegar a conocer esos traumas, el sacar a la luz esos miedos y el conquistarlos es una de las razones principales por las que nos llama este estilo de vida. Le tenía tanto pavor a los cepillos del pelo que incluso cuando cambiaba de rol y era la dominante, no era capaz de usar uno en la persona a la que sometía. La primera vez que lo intenté, lloré… y lloré,… y lloré.

Todavía me cuesta que usen un cepillo del pelo para azotarme, pero Michael ha sido muy paciente conmigo en el tiempo que hemos estado juntos, y despacio pero seguro, los miedos se están desvaneciendo y voy ganando mayor confianza en mí misma. Sólo es un objeto inanimado,… no tiene ningún poder sobre mi salvo el que yo le dé, y según me digo estas cosas a mí misma, sé en el fondo que no me gusta que lo usen conmigo, pero al menos ahora no me pongo histérica. Y no tengo tampoco problema en usarlo en otra persona. No sé si alguna vez seré capaz de ver un cepillo del pelo «sólo» como un cepillo del pelo. Puede que siempre sea un recordatorio de lo que me sucedió en el pasado. Una de las cosas que he aprendido sobre mí misma viviendo este tipo de vida es que soy mucho más fuerte de lo que nunca me había creído y que soy una superviviente. Cuchillos, látigos, agujas, pinzas, electricidad,… juegos de niños para mí… pero un cepillo del pelo… bueno, puedo probarlo, pero aún a regañadientes.»

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