«Pensamiento monógamo, terror poliamoroso» (Brigitte Vasallo)
22 febrero, 2017 a las 11:33/ por moscacojoneraMi querida y admirada Brigitte está preparando nuevo libro. Lo desveló (copipego de la misma fuente de donde copipego el texto de su nuevo libro, de «BCN se desnuda») en «la última Aula Oberta, el pasado 14 de febrero, que tuvo lugar en el CCCB (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona). Esta charla, que tenía por objetivo presentar su nuevo libro, aún inacabado, Pensamiento Monógamo, Terror Poliamoroso, se enmarca dentro del ciclo Saber, hacer, comprender, organizado por el Institut d’Humanitats de Barcelona». Como siempre, lo poco que ha dejado ver del proyecto hasta el momento es igual de potente que de costumbre.
Se puede leer el artículo completo y más datos sobre Brigitte en el artículo original de Edgar Sapiña, “El nosotros grupal funciona de forma jerárquica, exclusiva y excluyente y confrontacional”.
Brigitte recuerda la genealogía del poliamor y la anarquía relacional, que aunque no se hable, aunque se ignore, viene de los márgenes, por mucho que el poliamor se intente adoptar por la «normalidad». Por ejemplo, Dossie y Janet, las autoras de Etica Promiscua, el libro más conocido sobre no monogamia, en realidad han escrito toda su vida sobre BDSM y ese es su único libro sobre otro asunto (y el más exitoso). Dossie es lesbiana, Janet es bisexual y de género fluido, como su pareja principal. Las dos son intensas practicantes de BDSM. Las dos con más de 60 años.
El poliamor a veces se vende como un nuevo paso más allá hacia un brillante nuevo futuro donde el amor es infinito… cuando la verdad es que muy a menudo se está poniendo en práctica, con buenos resultados, en redes afectivas (algo más cercano a lo que sucede en realidad) que están siendo las nuevas familias y formas de vincularse en tiempo de lo que se llamaba crisis y ya lleva aquí una década y no tiene pinta de que nunca vaya a mejorar.
No subrayo ninguna parte del texto, porque todo me parece importante. Gracias, Brigitte.
Pensamiento Monógamo, Terror Poliamoroso:
“Es fácil dar una respuesta bucólica a esas críticas sobre un posible horizonte en el que el deseo no discurra por los canales sabidos o el rollito de que todos los cuerpos son deseables. Pero luego, después, antes y sobre las palabras planea la realidad, y en este plano, el concreto, la gente con más éxito social se enrolla con la gente de más éxito social, guapura con guapura, glamour con glamour. El atractivo, el capital erótico, es contextual, podemos cambiar las formas, las mechas rubias por las crestas, los tacones por las tachuelas, pero al final hay un modelo que se impone en cada espacio.
Cuando el poliamor u otras formas de relación con intenciones no monógamas olvidan problematizar la base misma de los deseos y la base misma de la monogamia, con sus chupipuntos por conquista en el esquema piramidal del acceso a aquellos cuerpos que el mercado convierte en deseados para la mayoría, pero accesibles solo para una minoría, hasta que no se dinamiten por completo esas mismas dinámicas, efectivamente, el poliamor será la revolución de pacotilla de unas cuantas en detrimento del abandono de las muchas abandonadas de siempre.
Así, cuando el o la poliamorosa de éxito os vengan a explicar, ufano, con cuanta gente se está enrollando simultáneamente y cuando su narración esté repleta de imágenes sobre si mismo y reivindicaciones de sus derechos y de lecciones morales de cómo tomarte bien esto y lo otro, cuando no haya rastro de frustración, ni de dudas, ni de angustia, ni un trocito pequeño de tripa magullada en toda su perorata, sírvete un tequila o un té a la menta, reclínate pacientemente en tu sillón preferido y, con mucha calma y poco disimulado sarcasmo, contesta: Ajá, qué interesante, ¿con cuánta gente? Cuéntame, ¿con cuánta gente?
Y aún así, romper la monogamia no es para blancas, flacas, cuerdas, bonitas y bien hechas, sino justamente para todas aquellas paras las que la monogamia es todavía más mentira que para el resto. Romperla bien rota, no sustituirla por monogamias simultáneas camufladas bajo otros nombres. Romper esos mecanismos, escupirles a la cara, volvernos intransmisibles, irreproducibles, hacernos intolerables.
Romper la monogamia no es para aquellas que se enrollan con quien toca, no es para gente normal, ni para guais de salón, ni para guais de after, ni para guais de CSO. Es la ruptura de las fracasadas, de los loosers, de las que evitan el margen de cualquier margen, para aquellas que nunca encontramos pareja con la que hacer nidito porque no hay nido que nos contenga ni nos quiera contener, es para la chavala abandonada en su tercer mes de embarazo, para las bolleras de pueblo, para pasados los cuarenta, para seropositivas, para el marica de la escuela, para el hombre trans que no pasa por el tubo ni de ponerse la cresta ni de quitarse las tetas, para la barbuda sin passing, para las rechazadas por las suyas, por su clan, para las que no encajan ni con su raza ni con su estirpe ni con su entorno ni con su patria, para las que no tenemos un hogar al que volver, ni una madre a la que volver y una familia con la que pasar las fiestas y luego despacharnos en las redes, para todas aquellas que no saben qué hacer con su cuerpo y sus vidas, porque nosotras sabemos lo que significa estar solas y lo que de verdad significa haber sido abandonadas, para las inmunes a los capitales eróticos porque nunca se invirtieron en ellas.
Solo desde ahí, desde la herida, podemos construir otra cosa. Las herramientas del amo no desmontaran la casa del amo. Nosotras tenemos otras herramientas, porque estamos hechas de otra pasta, a base de hostias, pero de otra pasta. Solo tenemos que acabar de romper una vez la fantasía, dar el último paso, soltar la última amarra, huir del influjo de los centros del deseo, salir incluso del margen para evitar un más allá, encontrar a nuestras iguales, mirarlas a la cara, nombrarlas y ponernos, de verdad, a construir otra cosa».