¿Podemos cambiar lo que nos excita?
6 agosto, 2015 a las 11:00/ por moscacojoneraLa respuesta es no, pero… sí. Obviamente no podemos decidir a voluntad o bajo presión tortura si nos hacemos heterosexuales, bisexuales, homosexuales, etc como bien prueban tantos intentos durante la Historia para cambiarlo a cualquier precio. Pero sabiendo que eso no se puede cambiar, sí sabemos que se puede «educar el gusto». Pensar lo contrario supondría asumir que no se puede aprender a apreciar la música clásica, la poesía o las verduras una vez has pasado la infancia.
Se critican a menudo los cánones estéticos con los que nos inunda la publicidad. No sólo los cuerpos delgados, sino también con los cuerpos musculosos, depilados, jóvenes, incluso las «tallas grandes». Como «de talla grande» se promocionan de vez en cuando las modelos de unas tallas que, siendo moderadamente grandes, parecen marcar una nueva línea roja: «Hasta aquí llega el límite razonable de la belleza», como resume tan bien la viñeta. Y lo que se aplica al tamaño se aplica también a la edad.
Y resulta que, a pesar de que se critican esos cánones, seguimos deseando mayoritariamente según esos cánones, con lo que el discurso se queda en eso, discurso: La persona que no tiene un cuerpo/edad/aspecto que se corresponda con esos cánones se seguirá encontrando todos los días con los mismos rechazos de siempre, pero además con un nuevo lastre añadido: No gustarse a sí misma ni saber cómo hacerlo. «No sólo aceptas esos cánones estéticos sino que tampoco sabes valorarte». Doble condena. ¿No le estamos pidiendo a esa persona que cambie lo que considera bonito o atractivo? Algo que no consideramos posible en nuestro caso, «porque el gusto no se puede cambiar», se lo pedimos a esa persona ¿O quizá le estamos diciendo entonces «Debes aceptarte, debes comprender que no es que salgas mal en las fotos, es que eres así. Pero te queremos igual.»? Si haces el trabajo de quererte, pero te rechazan todos los días, igual no es tan complicado, pero sigue siéndolo.
En mi caso hace tiempo que tuve curiosidad por hacer eso y se puede ver esa evolución en tiempo real en mi tumblr. Ojo, no me estoy poniendo como ejemplo de nada, que tengo mil asuntos pendientes de resolver. Pero es que la única condición que me pongo para publicar algo en ese blog es que me excite lo que estoy viendo. «¿Te pone TODO lo que pones en tu blog?». Pues sorpresa, sí. Bueno, el 99%. Hay algunas cosas que pongo porque sé que tienen demanda, como las fotos de lactancia erótica, los ligueros con medias, los tacones o los chicos con barba hipster. Pero en esos casos ya suelo decir: «Para quienes son fans de los ligueros». El resto de las fotografías me han hecho clic en el deseo de alguna manera, sea como algo que me gustaría hacer o como fantasía.
Sobre la cuestión de ampliar nuestros gustos ayer usé en twitter una palabra que puede llevar a confusión: «entrenar», que puede recordar al gimnasio, al deporte, al esfuerzo, a sudar, a hacer algo que no queremos hacer. Quizá las palabras que debí usar sería que pensáramos sobre ampliar nuestros gustos como desarrollo personal, como crecimiento, como cultivo. Desde luego, sin hacerlo por obligación (mal iba a tolerarlo nuestro deseo…). Como decía antes, podemos pensar en ampliar nuestros gustos como una manera de «educar nuestro paladar» para que nos gusten platos más variados, sabores diferentes y exóticos, recetas más complejas, en lugar de alimentarnos a base de bollicaos y yogurines.
Eso sí, ojo, porque a veces este discurso se mezcla con el tan antiguo de «aquí a follar todo el mundo». El que yo amplíe mis gustos no significa que me tengan que excitar TODAS las personas gordas, o mayores, o con diversidad funcional, o con mucho vello, o con el pecho plano siendo chicas, o siendo intersexual, o transexual, o crossdresser… En mi caso lo que influye definitivamente es la actitud. Y si me hace clic, perfecto; y si no, por algo será. No tiene que gustarme todo el mundo, no puede convertirse el deseo en la obligación de que NOS TENGA que gustar todo el mundo independientemente de su aspecto, porque el aspecto nos influye hasta para comprar fruta o elegir un plato a la hora de comer.
Otra cosa es que no le demos permiso a nuestro deseo a desear lo que le dé la gana, sin poner una barrera intelectual previamente de que «oh, lo siento mucho, es que es imposible, es que no me pone la gente así». O que no le demos permiso a nuestro deseo para curiosear, cuando tenemos un calentón, entre otros cuerpos, edades, géneros que no son los que habitualmente deseamos. Bendita curiosidad. Eso sí, si la intención es ampliar nuestras miras, no recomendaría yo vagar por el porno mainstream, porque muchas veces se da una visión de esos «otros cuerpos» como si fuesen la otra cara de la moneda, lo friki, lo otro, la aberración, en lugar de algo igual de deseable. En lugar de videos porno, hay visiones que buscan atraer, como la fotografía, que a menudo muestra ejemplos con otros cuerpos, o también, visitar o ver fotografías/vídeos de playas nudistas, y darse cuenta de que hay cuerpos de mil formas, tamaños, edades…
Entiendo que en mi curiosidad influyen cuestiones genéticas, mi gen D4DR, que sé que comparto con bastantes de mis amistades, pero también cuestiones voluntarias. Parafraseando la famosa cita, me interesan los cuerpos mayores porque voy a pasar bastante tiempo dentro de uno. Y también porque preveo que muchas de mis interacciones van a ser con cuerpos mayores que me gusta desear, en lugar de «conformarme», además de que me gusta que me atraigan muchos cuerpos distintos, lo considero atractivo, interesante, que enriquece mi vida… Aún recuerdo el subidón de la primera vez que, en un local swinger, me animé abiertamente a acercarme a una chica con una barriga bien grande (uno de mis fetiches) para enrollarme con ella porque sentía que sí, efectivamente, estaba sintiendo que me atraía.
¿Es obligatorio «educar el paladar» para ampliar nuestros gustos? Obviamente no. Igual que tampoco lo es el que nos tenga que gustar algo más allá de la postura del misionero. Pero igual que existe toda una cultura de conocer nuevos países, probar nuevos platos, o en el sexo, de aprender nuevas posturas, ¿por qué no ir elaborando una cultura que también invite a explorar otros cuerpos, otras prácticas?. INVITAR. Y que sea explorar voluntariamente, igual que no es obligatorio para las parejas heterosexuales aprenderse todas las posturas del Kamasutra. Yo en eso ya pongo mi granito de arena.
Me ha gustado mucho el contenido y el enfoque de invitar más que obligar. Enhorabuena. Tenía una pregunta: ¿cómo se puede saber si tienes ese gen D4DR?, ¿me gustaría saber si lo tengo? ;))))
Saludos
Ni idea como saber si tienes el DRD4 en su versión larga (el gen lo tenemos todo el mundo, pero en unas personas es de un tipo, en otras de otro, por lo visto). Yo en mi caso lo asumo por la curiosidad POR TODO que me corroe desde siempre :D
Thanks!
Enamorada de tus artículos, de verdad. Adoro el enfoque que les das.
Un saludo
Muchas gracias Petirroja :-)) :-****
De acuerdo contigo, e igualmente pasa con las practicas…