Poliamor: Historias reales
18 noviembre, 2015 a las 16:48/ por moscacojonera
Poliamor Madrid recibe de vez en cuando el relato de personas que quieren contar su historia poliamorosa, otras veces publican historias de miembros del grupo… Puede ser una buena idea reunir los enlaces a algunas de ellas aquí, para que sean más fáciles de encontrar todas juntas. Como confío en que la web de Poliamor Madrid no desaparezca de repente, no copio aquí los relatos completos sino que sólo serán los enlaces tras un extracto para hacerse una idea de cómo es esa historia.
SUSANA
«En el centro yo, en las esquinas dos hombres…
No elegí tener dos parejas como quien no elige tener dos pasiones, dos obsesiones o dos personalidades, simplemente me vino así… y digo simple porque cuando me di cuenta, dejó de ser difícil convivir con los excluyentes a los que te obligas a renunciar en la idea de que a dos personas no puedes querer.»
La historia completa en PoliamorMadrid
JORGE
«Mis relaciones son muy variadas. Por ejemplo, una relación sentimental célibe; una relación que podría llamar «familiar» (conozco a hijos, hermana, padres, tía, ex pareja…) pero con la peculiaridad de que en ocasiones hay cierta tensión sexual, aunque el sexo es lo menos importante; una relación a distancia, con mucho interés, pero con poco tiempo para vernos, que a su vez forma parte de un difuso triángulo; una relación muy cercana, donde nos queremos mucho, pero ambos tenemos claro que estamos en transición hacia un grupo, y es el otro vértice del triángulo; una familia poliamorosa que es uno de mis pilares, donde prima la amistad, pero de una forma muy profunda e íntima; un grupo del que me separan los kilómetros, pero donde me siento como en casa; personas muy interesantes que hacen pensar en la posibilidad de algo más; gente estupenda con la que comparto amistad, charlas y preciosos momentos, de la que aprendo mientras nuestros caminos se cruzan…
En la idea de fluidez incluyo el tiempo. Las relaciones tienen un período temporal, que puede variar desde unos días o meses hasta toda la vida, pero en mi concepción no cabe dar por hecho que dure ni lo uno, ni lo otro.»
El relato completo de Jorge, en Poliamor Madrid
BEATRIZ
«Me llamo Beatriz, tengo 25 años y, aunque siempre he respetado todo tipo de opciones sexuales y sentimentales, el poliamor me pilló por sorpresa. Siempre he sido chica de parejas estables y muy duraderas. Esteban y yo llevamos juntos algo más de cuatro años y fué hace poco cuando decidimos abrir nuestra pareja. El motivo (además de defender a capa y espada que el amor y el sexo pueden ser cosas diferentes y que se puede ser perfectamente fiel y leal a tu pareja acostándose con otras personas), era poder vivir y disfrutar una juventud que mis problemas de salud mental (que padezco desde hace siete años) no me habían permitido hasta el momento [1].
En apenas unos meses viví, salí, bebí y folle, probablemente más que en toda mi vida. El «hipo» se me pasó pronto (gracias a dios por otra parte…), y de esa vorágine he sacado grandes amigos, un poco de autocontrol, una gran admiración por mi pareja …y a José. Cuando quise darme cuenta estaba enamorada y deseando no haberle conocido. La opción de desechar todo mi presente, Esteban, me daba vértigo; la de desechar un posible futuro con José, también. Pero los hombres de mi vida me sorprendieron una vez más y desde hace un año trabajamos muy duro por una relación a tres, sana, feliz, estable y respetuosa.»
MARTA
«El Acuerdo consistía en una serie de normas “a medio camino” entre el amor libre y el cerrado: Nacho y yo, y otra gente que me surgiese, podíamos besarnos y tocarnos, pero no masturbarnos hasta el orgasmo, y por supuesto tampoco sexo oral, ni penetración. Podía quererles, pero no más que a Botas. Y no podía irme de viaje a solas con ellos. ¿Absurdo, verdad? Pero nos valía, y eso era lo único importante. Sólo así Botas podía aguantar mi situación y yo podía aguantar sus ideas, y eso era lo único que importaba.
¿Os parece restrictivo? Tened en cuenta que por aquella época (18,19 años) todos estábamos empezando, perdiendo mutuamente la virginidad; y que el sexo era más “flojo” por lo general, más adolescente: penetrarse era sólo para ocasiones muy especiales. Así que no importaba que no pudiera hacerlo con Nacho. Además, al Acuerdo le tengo que agradecer una cosa: descubrí la sexualidad no genitocéntrica (así, en la práctica, sin teoría ninguna), y fue maravilloso. Siguiendo el hilo de “los morreos en la mejilla”, Nacho y yo desarrollamos auténticas y estupendas relaciones sexuales muy satisfactorias…sin romper nunca el Acuerdo. Botas lo sabía, pero no podía ni quería impedírmelo. Además, creo que ya iba sospechando que el amor no se puede prohibir, y que de una forma u otra nos querríamos, hubiera las restricciones que hubiera. Nacho es una persona maravillosa y entendió y aceptó el Acuerdo. E hizo por cumplirlo siempre. Humilde y altruista como el que más, entendía y se apenaba por Botas, y no quería hacerle daño ni fomentar su odio. De hecho, y a pesar de todo, Nacho y Botas se llevaban bien, me atrevería a decir que hasta eran amigos; pues tenían gustos parecidos y los tres quedábamos de vez en cuando con más gente para salir.
Hubiera sido muy fácil romper el Acuerdo, ¿no? En la intimidad de nuestras relaciones, Nacho y yo podríamos haber dado un pasito más y nadie se habría enterado. Porque, hay que reconocerlo; hasta que cogimos soltura, era muy frustrante quedarse con las ganas, no poder dar rienda suelta a la pasión. Pero (casi) nunca lo hicimos (hubo un desliz que luego contaré). Porque yo soy fiel a quien amo. Es algo que la gente muy cerrada en el amor convencional no suele entender. Dicen que esto del amor libre es “folleteo libre”, y que somos infieles, y que en realidad no queremos a nadie. Que si estás enamorada de verdad, esa persona te llena y no necesitas a nadie más. ¿Necesitar? ¿Llenar? Bueno, creo que el debate no corresponde a esta historia. Pero, en fin, el caso es que a mí me pone de muy mala leche que las infidelidades se llevan alegremente por la opinión pública y luego digan que lo mío no es amor. Perdonad, les diría; pero yo no traiciono a quien quiero, y si tengo acordado que me puedo besar con otra gente, lo hago y no es desleal en absoluto; pero si no podemos follar, no se folla y ya está. ESO es amor.»
Marta lo cuenta, no en una, ni en dos, sino en tres partes en PoliamorMadrid
Hola! paarece que poliamormadrid.com eliminó las historias personales del sitio ):