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Pues ya somos personajes de novela Golfxs con principios, nuestras amistades… y también yo.

27 octubre, 2014 a las 11:00/ por

Es curioso esto de verse como personaje en una ficción ajena. Y que sea en una novela en la que hay una mezcla de realidades y ficciones donde nadie sabrá dónde está esa línea que separa lo que pasó realmente, lo que pasó pero de otra manera y lo que nunca pasó. Por eso está bien el que el nombre de ‘Golfxs con principios’ se haya transformado en ‘kinkers’ (similar a kinksters), para que no suceda —o evitar en lo posible— que se crea que la novela es documental, en lugar de una ficción a partir de lo que somos y hacemos. 

La verdad es que aparecemos una y otra vez, junto con ropafetish, con madrubb, con new rock… Esta es una selección de los muchos párrafos donde nos he encontrado… ¿Es buena idea esa confusión entre una cosa y otra?¿Qué idea tendrá al final quien lea la novela?¿Acabaremos en Sálvame? A ver qué tal sale el experimento, a ver qué tal salimos de la experiencia. ¿Qué os parece la idea?

 

Aparecen algunas amistades

«Doblo los pantalones con cuidado, me los llevo. A Leo le van a poner cardiaco. Al llegar a casa los guardo junto con otra ropa de fiestas. Toco algunos corsés que parecen tener memoria propia. Los recuerdos y su ausencia provocan en mí unas ganas que no recordaba hace tiempo. Me meto en la cama con el portátil y entro a chatear en el grupo de los kinker. Hacía tiempo que no me conectaba. Veo el nombre de María Fetiche online. ¡Bien! Es uno de los personajes más interesantes del grupo, dominatrix (*) divertida, lujuriosa, dueña de Ropa Fetish, la tienda de los juguetitos donde, de vez en cuando, encuentro algo lo suficiente “vainilla” para mí.» 

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El libro habla del libro

«Creo que casi todo el mundo que nos conoce debe imaginárselo a estas alturas y los que no, lo harán desde el comienzo de nuestra historia y a lo mejor nos entienden de otra manera. Quizás signifique una ventana para mucha gente que aún no sabe por dónde mirar.

—Confías demasiado en la naturaleza humana.
—Ya no me importa tanto lo que piense la gente, y me parece una bonita manera de dar a conocer otras formas de relación. En el fondo creo que casi todos somos un poco kinker.
—No te entiendo, haz lo que quieras, creo que no te van a gustar las consecuencias.
Leo estaba serio, su tono era tajante. Me sentí frustrada, si no podía entender mis intenciones era lógica su incomodidad y no quería escribir sobre nosotros sin su apoyo. Pensé que Fran podría ayudarme.
—¿Un libro?¿Así que quieres convertirte en una kinker pública? No sé si vas a conseguir que te entiendan pero nos lo vamos a pasar muy bien —contestó ahogándose de la risa—. Karen, cada día estás más loca, ¿de verdad piensas que puede funcionar?» 
 

El negocio 

«—Y la segunda carta es que voy a tener que dejar mi trabajo. Acaban de promocionarme pero no puedo iniciar una nueva etapa cuando mi cabeza está en otro sitio, no es justo para nadie. Además cuando publique el libro tampoco creo que les guste demasiado tenerme por allí.
—¿Hablas en serio?
—Sí. Cuando mis superiores sepan sobre mi relación con los DJs, el proyecto del Club, las fiestas kinker… No quiero ni imaginarme su reacción. Me da pena dejar la editorial, pero no es mi sitio.
—Yo te entiendo, pero no creo que lo haga mucha gente.
—Lo sé, pero eso no me va a parar.
—O sea que vas a dejar tu trabajo estable y convencional para abrir un club erótico festivo, madame Moan.
—Es mucho más que eso y lo sabes —le doy un manotazo entre risas por el término—. Pero es probable que esa sea la conclusión de algunos, hasta que lo conozcan. «
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 Torture Garden en Madrid y los problemas reales de esta ciudad

«—¿Sabes que este año se va a celebrar en Madrid el primer Torture Garden? ¿Lo conoces?
—No, ¿qué es?
—Es un Club fetichista muy conocido que tiene su sede en Londres pero hacen giras por Europa y vienen por primera vez a Madrid. Tienes que ver los vídeos para entenderlo bien, son una pasada. Nunca había visto nada igual, los atuendos y las actuaciones son alucinantes.
—Cuando llegue a casa lo miro. ¿Qué tal las últimas fiestas?
—Muy bien, como siempre. Cada vez hay más gente nueva y más joven. Hay algunas chicas que con veinte años ya saben bien lo que quieren. Juegan duro y no les importa nada.
—Me dan envidia, con las cosas tan claras y sin la puñetera carga moral que tenía yo a su edad.
—Sí, no tienen los problemas de “conciencia” que teníamos nosotros, son mucho más libres y aunque sean jóvenes enseñan al resto. El grupo se consolida. El único problema que hay es encontrar locales para las fiestas y las charlas.

¿Podría convertirse el Moan Club en un espacio para los kinker? Es una posibilidad que no he contemplado, pero muy tentadora.
Al despedirme de ella me doy cuenta de que hace mucho tiempo que no socializamos con ellos, les echo de menos. Le mando un mensaje a Leo sin pensar: “Me gustaría que me llevaras a una fiesta de las nuestras ahora mismo”. 

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 Publicidad, altas expectativas y The Ethical Slut

—¿Kinker?
Los kinker eran un grupo de amigos de variadas identidades sexuales, que tenían una mentalidad positiva con respecto al sexo y las relaciones no convencionales. Se juntaban en charlas y talleres donde poner en común ex- periencias, ayudarse mutuamente, etc. Además celebraban fiestas privadas en las que podías disfrutar, si querías, de relaciones sexuales en público o en privado, en espacios habilitados para ello. Lo que más me sorprendía era su naturalidad al hablar.

—¿Y qué te parece el poliamor? —me puse roja. —Es una forma de relación más, muy normal. —¿Muy normal? —solté una carcajada y Andrea se
unió—. Y ¿tú?, ¿qué eres?
Una exploradora. Me encanta todo lo relacionado con el grupo, la gente tan interesante que conoces, la libertad de movimiento, las fiestas…

Aprendo cosas sobre mí misma en todo momento, aunque no siempre fui así. Durante años tuve relaciones monógamas en las que sabía que algo no funcionaba. Terminaba “poniendo cuernos” y me sentía fatal. Una vez estaba con un chico al que quería con locura, pero salí una noche y terminé en el baño de un bar besando el coño de una chica increíble que acababa de conocer. Decidí contárselo, me miró como si no me conociera. Y era cierto, ni sabía de mi inclinación por las mujeres, ni por la infidelidad. Le hice mucho daño y decidí que nunca más pasaría. Durante un tiempo fui relativamente feliz, no me comprometía con nadie. Y cuando conocí a los kinker me di cuenta de que se puede querer a más de una persona, follar con muchas más y sentirse de puta madre.

No quería que parara de hablar, tenía tantas preguntas y me sentía tan cómoda…
—¿Qué hay que hacer para ser kinker?
—No es que necesites hacer un examen, ¿eh? bromeó—. Si lo que te he contado te parece bien, eres res- petuosa y conoces a alguien del grupo, como a mí, vas por buen camino. Te recomiendo que leas Ethical Slut(*) que es nuestro libro de referencia, seguro que te ayuda a resolver muchas dudas. «
 
 

 

 M & M

«Hoy hay encuentro de kinker. Entro en el bar y voy directa a saludar a Miguel y María, los creadores del grupo. Lo fundaron hace veinte años, los mismos que llevan juntos, y durante todo este tiempo han mantenido la misma filosofía y principios. Aunque siempre comentan que el aprendizaje es continuo. Por eso les gusta ampliar el círculo de amistades, y cuanto más diversas y polifacéticas, mejor.
 
Miguel me contó que descubrió muy pronto que su sexualidad no era “convencional”. Yo no sabría etiquetarle, para mí, Miguel tiene muchas identidades sexuales, pero sobre todo es alguien a quien admiro y tengo muchísimo cariño. Hoy en día desconozco qué piensa de mí, porque su cara pocas veces refleja emociones y se cuida mucho de juzgar nada y a nadie. Me escucha, a veces nos reímos, y siempre responde cuando le necesito.
 
María es una viciosa, como ella dice, natural y espontánea, y aunque tiene las cosas muy claras, reconoce que no siempre fue así. Es políticamente incorrecta, muy divertida. Me identifico mucho con ella y me encanta hablar con él. Les cuento mi vida y mis penas, les hablo de mi futuro, que quiero que los dos estén en él. Cuando estoy con ellos veo más y más cerca el Moan Club. «
 
 
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Esto me recuerda sospechosamente a alguien (y por si alguien lo duda, no, no fue así)

«Un hombre mira en el perchero de los corsés. Parece que no encuentra nada de su gusto. Me acerco a él, le quito la camiseta y elijo un corsé rojo. Lo completo con una boa de plumas rosa, guantes de raso rojos y unas gafas en forma de corazón. Me parece el hombre más sexy del mundo. A él también. Me da un beso y se va.» 
 

IMAGENES 

 
Aunque había dejado de publicar posts por duplicado en el blog de La Mosca y el de Golfxs con principios, con este vuelvo a hacerlo porque se mezclan mucho las dos cosas…

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