“¿Qué harás tú por mí?” (El Libro de los Celos, K. Labriola)
9 mayo, 2017 a las 12:45/ por moscacojonera
Este es otro ejercicio del Libro de los Celos que he traducido y que publicará pronto Melusina. El problema es que, al ponerle la palabra «poliamor» ahí en medio, parece que son preguntas que sólo hay que plantearse en relaciones poliamorosas. Y no, vale para otras muchas. Lo bueno que tiene replantearse la monogamia es que nos ayuda a darnos cuenta sobre qué ideas están basadas nuestras relaciones. Y a lo mejor preferimos cambiar algunas de ellas, no porque nos digan que «es poco recomendable» sino probablemente porque hemos visto que algunas piezas no nos encajan en nuestras relaciones o por malas experiencias que no dejan de repetirse.
En este caso es un ejercicio tan sencillo como dedicarle un poco de tiempo a pensar cuál sería nuestra situación ideal en una relación, a qué partes de esa situación ideal podríamos renunciar y a cuáles no. Otra cosa ya es el camino por el que se llega a esa otra situación. Si se llega mediante el consenso, la planificación colaborativa, el apoyo o mediante la presión, convenciendo o manipulando. Porque de todo hay, sea en la monogamia o en la no monogamia.
«Cuando te enfrentes a una decisión complicada relativa a los límites en el poliamor, hazte estas tres preguntas (escribe las respuestas):
¿Cuál sería mi situación ideal en este caso?
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¿Qué sería difícil y doloroso, pero posiblemente manejable con una cierta dosis de trabajo por mi parte y apoyo de mi pareja y otras fuentes?
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¿Qué me haría realmente infeliz y sería realmente imposible de aceptar en esta situación?
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No tengas miedo de decir “no” a cualquier pauta o límite de la relación que no supere la tercera pregunta. Puede que sientas mucha presión de tu pareja o de la pareja de tu pareja para que te comprometas o aceptes algo que desean con ganas, y mucha gente intenta “ser buena gente”, “ser más flexible”, “superar retos para su crecimiento personal”. De todos modos, si aceptas algo que te hace sentir una profunda inseguridad, maltrato o que no te quieren, te hará más mal que bien.
Si no tienes claro si una petición en concreto es algo que serías capaz de tolerar, negocia un plan alternativo, de manera que tengas alguna manera de reabrir la discusión si compruebas que es demasiado difícil. Por ejemplo, puedes aceptar una serie de conductas con la advertencia de que si alguna de ellas resulta demasiado dolorosa, tú puedes vetar una de esas prácticas por el momento. De nuevo, una comunicación clara y honesta es fundamental para expresar qué está funcionando y qué es demasiado complicado».