«Qué te habría dicho ayer por la noche si no te hubieras dormido inmediatamente después de correrte»
22 enero, 2016 a las 14:26/ por moscacojonera» Ay, amigo mío, has tenido un orgasmo y te has dormido. Yo no he tenido un orgasmo y no me estoy quedado dormida, lo que significa que estoy despierta, lo que quiere decir que ahora te voy a hablarte sobre el feminismo.
¿Quién eres tú? (Preguntas transcendentales). Eres cualquier hombre, uno de la cantidad de cabrones con suerte con quienes he terminado follando porque, cariño, han pasado unos meses y ninguno de los guapos activistas me ha contestado a los mensajes. O quizá tu eres el guapo activista que me contestó, en cuyo caso, atiende, amigo, porque esto también es para ti.
¿Quién eres? Eres un tío decente. Eres formal. No tengo la sensación de que me vayas a violar. (¡Venga!¡Hagamos una fiesta!)
No, no eres un mal tipo. El sexo tampoco estuvo mal. Y sé lo que es el mal sexo. Conozco el sexo que sabe a chantaje, conozco el que sabe a despedida y conozco el que sabe a desinfectante de manos, algo que no es bueno poner en tus manos antes de masturbar a alguien.
No, amigo mío, no fue mal sexo. Fue sexo normal. Normal, aburrido, sexo heterosexual un poco mecánico.
Ese es precisamente el asunto: La normalidad.
Créeme: Disfruto cuando alguien me está empotrando fuerte durante unos minutos como otras bisexuales. Pero, amigo mío, creo que lo puedes hacer mejor. Creo que podemos hacerlo mejor. Porque había algo en la coreografía de todo el asunto que me resultó, no sé, insatisfactorio de una manera que sólo el feminismo puede remediarlo.
Sí, estoy hablando del déficit de orgasmos.
Pero antes de hablar de orgasmos, hablemos de sexo. ¿A qué llamamos sexo?
Lo que consideramos sexo es: Nos besamos, juegas con mis tetas, te la chupo, tu no me chupas aunque te lo pido [*insertar aquí cualquier excusa como «sólo se lo como a las mujeres de las que tengo una relación, ahora chúpamela»]. Pene entra en vagina, pene se mueve dentro y fuera de la vagina, pene causa que entre aire en la vagina y haga un montón de divertidos pedos vaginales, alguien se tira un pedo de verdad e intenta que pase por uno vaginal, el pene eyacula.
Te giras, te levantas, te sacas el condón, meas, hacer lo que sea que hace la gente con pene en el baño inmediatamente después de que han eyaculado [grandes misterios de la humanidad], te pones los calzoncillos, vuelves a la cama y te duermes. Se acabó el sexo. El sexo se ha acabado porque tú has decidido que se ha acabado. Has decidido que el sexo se ha acabado porque eres un hombre y porque esta coreografía favorece a los hombres con pene: El hombre tiene una erección, el hombre penetra a la mujer, el hombre eyacula, eso es lo que nos han dicho que es el sexo.
Porque nos han lavado el cerebro.
¿Has oido alguna vez hablar de algo que le llaman patriarcado? Es un nombre sofisticadp que las feministas (que somos personas majísimas) hemos inventado para describir los sistemas de poder (=sociedades) que favorecen a los hombres.
Aguanta sólo un poco: El patriarcado es un sistema que funciona a todos los niveles. Es la base no sólo de diferencias obvias en discriminación por ser hombre o mujer sino de la manera en que entendemos el mundo.
Afecta la manera en que nos enseñan como comportarnos y vivir en el mundo. Afecta nuestra conducta. Afecta nuestra conducta hasta niveles que no podemos ver o entender porque lo damos por hecho. Crea una serie de ideas sobre cómo entendemos e interactuamos con el mundo. Podemos decir que construye nuestra conducta.
El patriarcado, o el sistema que favorece a los hombres, es de lo que se alimentan nuestros cerebros, corazones y experiencias sociales: Nos lo tragamos en nuestras casas, en los espacios públicos, en el colegio, en la cultura, en las relaciones, en los medios de comunicación… La digerimos y se va convirtiendo en los ladrillos que forman nuestros pensamientos, nuestras conductas, nuestras creencias sobre qué es lo bueno y lo malo.
También construye cómo es el sexo.
Hay varias maneras en las que esta estructura-favorable-a-los-hombres afecta al sexo.
Una manera importante en que afecta a cómo entendemos el sexo es la manera en que hablamos de consentimiento y violencia sexual. Es decir, la cuestión de si a todo el mundo le apetece tener sexo. Hemos hablado de esto mucho en Feministing, y es algo muy importante.
Pero también da forma al sexo consensuado: Ayuda a determinar qué entendemos qué es sexo y cómo lo experimentamos. Ayuda a determinar quién se siente con derecho a tener placer sexual y quien no, de quién son los deseos sexuales que son satisfechos y cuales no, de quién son los deseos que incluso se llega a asumir si existen o no. También hemos hablado mucho de esto, un montón, y también es muy importante.
Así que ahora, con este encuadre en su sitio, podemos hablar de la brecha orgásmica.
La brecha orgásmica es algo real y es lo que parece: Cuando hablamos de sexo hombre-mujer, los hombres tienen orgasmos un montón de veces más que las mujeres.
Advertencia: Los orgasmos son algo agradable. ¡Son algo muy agradable! Me encantan los orgasmos. De todos modos, creo que es importante recordar que el placer sexual para mucha gente se da más allá del orgasmo, aparte del orgasmo. Centrarse sólo en los orgasmos hace que el sexo sea algo frustrante para quienes no los tienen frecuentemente o nunca a pesar de poner todo el mundo toda su dedicación. Y centrarse sólo en el orgasmo puede facilitar que nos centremos sólo en ese objetivo, lo que creo que es parte del problema: La idea de que el sexo es una carrera hacia un objetivo, y ese objetivo es la eyaculación masculina. Me gusta la visión hippie-motivacional del sexo: Lo importante es el viaje, no el destino. Un viaje de mil terminaciones nerviosas que comienza con una caricia. Ese tipo de cosas.
Pero es importante pensar sobre la «brecha orgásmica» porque el orgasmo, y en concreto el orgasmo masculino, es a menudo considerado lo que define el sexo hombre/mujer. Es decir: Follamos hasta que te corres, yo no me corro, tú no me preguntas si me gustaría correrme o si puede echarme una mano para correrme, y se ha terminado lo de follar, porque has decidido que ya hemos terminado de follar y se supone que todo el mundo está contento.
Hablándote de feminismo a estas horas de la noche (de nada), no lo hago sólo por la preocupación sobre los orgasmos. Si estuviese tan obsesionada con los orgamos podría tener uno. Más bien, querido amigo, me preocupa la injusticia. Me preocupa la frustración y sutil deshumanización de un funcionamiento sexual que está tan adaptado al placer de la parte con más poder en esa situación (…hombres), la misma definición de sexo está enfocada a tu placer, mientras que está dejando el mío de lado.
Podemos pensar en varias explicaciones de la «brecha orgásmica»:
1 Los penes y las vaginas/vulvas son diferentes, y quizás es biológicamente más complicado para la gente con vaginas/vulvas (de quienes la mayoría son mujeres) tener orgasmos.
Bueno, esto no funciona como explicación. Sabemos que las mujeres tienden a tener menos orgasmos que los hombres durante el sexo pero también sabemos, por ejemplo, que las mujeres tienen más orgasmos en el sexo lésbico que en el sexo heterosexual. Esto quiere decir que el problema no está en las vaginas, sino en lo que hacemos con ellas.
2. Los penes y vaginas/vulvas son diferentes y las cosas que la gente tiende a hacer durante el sexo hombre-mujer tiende a ser más compatible con el placer sexual masculino.
¡Esto ya suena más posible! Para entender qué quiero decir con eso, necesitamos tener en cuenta el hecho de que la definición que di antes de «sexo» —todo ese juego con tetas/pedos/levantarse y las cosas misteriosas que se hacen en el baño— no es lo que el sexo inevitablemente tiene que ser. No es el sexo que tiene mucha, mucha gente; la mayoría de las veces no es lo que es el sexo para mí.
¿Ves? Cuando no me acuesto con fiascos como tú, me acuesto normalmente con mujeres. El sexo y relaciones lésbicas tienen sus propios problemas (créeme, vaya que si los tiene), pero podemos pensar en el sexo lésbico (que a menudo sucede cuando no hay un pene o no hay un hombre) como prueba de que el sexo no se termina cuando los hombres se corren. Se puede tener placer de manera que no depende intrínsecamente del placer masculino.
No digo esto porque creo que todas las mujeres deban convertirse al lesbinaismo, aunque no me importaría nada. Lo digo porque necesitamos saber —tú, ser humano que está a mi lado; tú necesitas saber— que la manera en que piensas sobre el placer y su coreografía no es la manera en la que el sexo tiene que ser inevitablemente. Puedes follar de otra manera.
Puedes follar como lo haría una mujer.
Porque no creo que la diferencia principal entre mis experiencias sexuales lésbicas y las hetersexuales sea una cuestión de anatomía. Más bien, es obviamente una cuestión de género y de la manera en que nos enseñan a corrernos. A las mujeres se les suele educar para que piensen más en las otras personas, preocuparse de los demás y cuidarles, y demandar menos su gratificación (esa es la razón por la que yo ahora sueno como una zorra egoísta por estar simplemente que me consideres como alguien igual a ti). Las mejores parejas que he tenido en la cama, sea hombre o mujer (pero tenéis que mejorar, chicos, porque en su mayoría me refiero a mujeres) me preguntaban cosas. Eran creativas. Eran cariñosas. Jugaban conmigo. Colaboraban. Si una de nosotras se corría antes y estaba tan agotada que necesitaba dormirse inmediatamente y ya no podía mover más las muñecas, lo decíamos y no había problema, porque no se asumía que se había acabado el juego.
Querido amigo que estás a mi lado, mientras sigues tu placentero camino en el mundo de los sueños, mañana me iré de tu casa.
Mañana por la mañana me iré en Metro a mi casa y sentiré una rabia que veré bien justificada por lo del orgasmo y, mientras, habrá gente a mi alrededor, gente trabajando, gente pobre. Y parecerá ridículo en ese momento que una mujer con dinero como yo, con libertad de movimiento y sin presiones para casarme se esté quejando de que los hombres no le dan suficiente placer sexual.
Pero ahí está el tema: Los roles aprendidos por cada género, como otras ideologías opresivas, trabajan a todos los niveles. Como construyen nuestras experiencias en el mundo, podemos verlos desde el derecho básico a alimento y vivienda hasta en temas relacionados con el placer sexual. Podemos entenderlos afectando no sólo nuestro derechos a la vida, sino nuestro derecho a una vida agradable. Nuestro derecho a perseguir tener unas vidas ricas, a tener nuestra propia vida, nuestro derecho a vidas en las que el placer sea posible.
La igualdad sexual es sólo una parte de crear un mundo en que quienes tiene más poder aprendan a priorizar a quienes tienen menos.
Y ahora, si me disculpas, me voy al baño a masturbarme».
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Desde luego la brecha orgásmica es un concepto que SÍ existe en castellano, aunque no se habla muy a menudo de ella…
Este texto es una traducción literal autorizada de «What I Would Have Said To You Last Night Had You Not Cum and Then Fallen Asleep» publicado el 19 de enero en Feministing.com y escrito por Reina Gattuso: Estos son sus datos y medios de contacto.
La imagen principal salió de aquí
el texto tiene su brecha orgasmika..estamos de suerte/ bien!/ abusa del binarismo facil:// follar como bio-hombre/ MAL// la salida/ buskar el orgasmo como bio-mujer en proceso de empoderamiento/ stams enkaminadxs no!??// no podemos forzar la maquina un poko mas!!// sabemos quien es el enemigo/ despues de su análisis reconstruyamos un nuevo proceso//
fluctuan y se licuan los cuerpos/ las zonas erógenas han sido desplazadas de los centros de placer normativo y se inician las práctikas contrasexuales..:// 2 tecnocuerpos biotecnologicamente construidos/ 2 maquinas paranoicas fem que sacian su necesidad de orgasmo jugando con la cartografia de la identidad/ la equivalencia de los placeres// la lista de agenciamientos colectivos q se insertan en nuestras practicas y saberes como dispositivos prostétikos nos delata// SOMOS UNXS PERRA SANAS/ SANAS VIOLADORAS DE NUESTRO PADRE EL PATRIARCADO/ SANA RABIA GENDERPROSTETIKA QUE ENSANCHA LAS PIERNAS DE NUESTRA MADRE BIOPOLITIKA DONDE LEEMOS LO QUE NOS ENCIENDE Y NOS MATA!!//
[…] escribir esto. No es nada original, de hecho la idea de escribir este artículo ha surgido de leer este otro, del blog La Mosca Cojonera (muy muy recomendable), bastante mejor analizado y explicado que todo […]
Como siempre, el problema no es la dicotomía entre hombre y mujer, el problema no es si follas como un hombre o como una mujer (expresión que me parece que perpetúa la política de la diferencia insalvable entre géneros), El problema es que hay gente egoísta, que se corre y se duerme, gente egoísta que prefiere que la casa se limpie «sola» a trabajar con su mujer en igualdad. El problema siempre son las personas, y cualquier acercamiento al conflicto que pase por diferenciarnos entre géneros sólo va a hacer que esta historia continúe.
El problema en definitiva, son las personas, su comportamiento y sus diferentes grados de implicación / educación.
El problema son las personas educadas como hombres por esta sociedad patriarcal en la que sí existe esa dicotomía entre hombres y mujeres. Darse cuenta de esa educación, de los privilegios y de todo lo que implica verse como hombre o mujer en esta sociedad es lo que puede ayudar a solucionar el problema.
Yo me he dado cuenta que hay cosas que hago como hombre (o cosas que son vistas socialmente como masculinas, mejor dicho), y he intentado analizar por qué, y si quiero seguir haciéndolo así; y hay cosas que he cambiado conscientemente, intentando dejar de lado esa «diferencia insalvable entre géneros», pero hay otras cosas que las hago sin haberlas cuestionado aún, cosas que aún tengo que poner en cuestión.
Se aprende siendo consciente de cómo hemos sido educadxs, no negándolo. Porque es un hecho que somos educadxs en/por una sociedad patriarcal.
[…] Prelimi…¿qué? – Mónica Quesada Juan en Píkara Magazine – “Qué te habría dicho ayer si no te hubieras quedado dormido después de correrte” – traducción del texto de Reina Gatusso en Feministing.org de Mosca cojonera en Golfxs con […]