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Quiero comerme tu filete

13 abril, 2016 a las 11:00/ por

La gran mayoría de la gente suele comerse su filete en su propia casa. Pero a alguna gente, algunas veces, por la razón que sea, le apetece comérselo donde otra gente pueda mirar. Y para eso hay unos locales donde puedes ir a comerte filetes en público. A esos locales va quien se lo come a solas. Hay parejas, hay tríos, hay grandes mesas con un montón de gente haciéndolo a la vez, bebiendo vino y divirtiéndose. Hay filetes de muchos tipos. Hay enormes y jugosos solomillos, que se te desahacen en la boca. Hay quien prefiere un gran cachopo. Parrilladas, carne a la brasa, chorizos, salsas sabrosas. El ambiente de disfrute…

Hay veces que entras en uno de esos locales y los olores, el aspecto de los filetes, el ambiente, todo eso hace que ya vayas salivando camino de tu mesa. Eso sí, por muchas ganas que tengas, aunque tengas hambre, aunque sean muy tentadores… hay una regla que nunca se rompe: Nunca puedes comer —¡ni un bocado!— el filete de otra persona a quien no conoces de nada. ¡Ni acercarte para olerlo! Todo tienes que hacerlo a cierta distancia y con cierto disimulo.

 

 

Las veces que te apetece comerte el filete de otra persona en público, te pones de acuerdo con alguna de tus amistades (o vais en grupo) y pedís varios platos para compartirlos con todo el mundo . Y aunque no a todo la gente le gusta compartir su plato, hay con quienes se encaja bien y se comparten platos muchas veces.

Es muy probable que a estas alturas de la historia sea ya obvio de qué estoy hablando, haciendo una analogía entre los restaurantes y los locales donde hay sexo en público. Y resulta llamativo como lo que resulta obvio con la comida de otra persona en un restaurante, no resulte obvio con los cuerpos… Que lo normal sea que nadie se acerque a darle un bocado a tu comida, ni a olerla ni se quede mirando fijamente. Aunque entren con mucha hambre, aunque la comida tenga un aspecto estupendo, son capaces de resistir el impulso y buscan la manera más educada de comportarse.

 

 

¿Será que venimos con hambre atrasada?¿será que aún sigue la mentalidad de «Lo verde empieza en los Pirineos», de ir a ver tetas a Francia? Y a eso se suma la mentalidad de los años 7o, el «modelo recreativo»que anima a experimentar: «Con la llegada de la contracultura y la revolución sexual de los 60 se difundió un ideal libertario que fomentaba la experimentación y la satisfacción propia». Será también la mentalidad heredada de Reich de que «hay que dejar de reprimirse», utilizada como argumento para convencer de que, si no «te dejas hacer algo» es que te estás reprimiendo… con lo que, como amigas de los 70 en españa lo confirman, acababas diciendo que sí para evitar no ser la reprimida del grupo.

Y así se considera como algo normal que, si alguien te atrae en un evento donde puede que haya sexo en público, eches la mano para tocar a esa persona y que, si no quiere nada, nos diga que no. No me puedo creer que alguien piense, en serio, que ese es el mejor sistema. Conozco a una buena cantidad de amigas (porque sigue pasando el 99% de las veces en una sola dirección de la parte masculina a la femenina, aunque sea crossdresser) que por su cuerpo, su actitud o cómo se comportan, podrían tener a 10, 20, 30 personas en una noche «probando suerte» tocándole el culo, las tetas o lo que haya más a mano. Nadie en serio puede pensar que haya que estar toda la noche retirando manos de quienes te tocan sin avisar ¿Llegará el día en que no suceda ni una vez?

 

 

Los cambios de mentalidad llevan su tiempo. Ahora a poca gente se le ocurre no ponerse el cinturón de seguridad, pero no siempre fue así. En autobús aún no es la norma, pero se irá cambiando de idea. A poca gente se le ocurre fumar junto a bebés o querer fumar en un hospital. ¿Quién se iba a imaginar que era posible tomar copas durante horas y horas por la noche sin un sólo cigarro o sólo uno de vez en cuando? Pero son cambios a largo plazo, que se producen muy lentamente.

En los eventos con cierto componente sexual, quizá, a lo mejor, puede ser que con el tiempo se acabe cambiando la cultura de «yo toco y si no quiere nada, ya me lo dirá» a un sistema mucho más revolucionario y quizá utópico: Mirar a la gente, acercarse, hablar, ver si hay química o si molestas… ¿Tendrá que pasar mucho tiempo para que eso se considere lo más lógico?

 

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