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Rupturas poliamorosas (3)

24 noviembre, 2016 a las 12:39/ por

Una nueva traducción de materiales sobre rupturas poliamorosas que he ido encontrando en webs que he consultado normalmente para otros muchos temas y que tienen cierto valor de referencia. En este caso traduzco la entrada sobre el tema que escribió Aggie: «Five lessons from two breakups in one month«. Aggie es la de SoloPoly y la primera de quien hay registro (ella aclara que no lo ha inventado) que haya hablado de la «escalera relacional«. Por cierto, está camino de publicar libro sobre el tema: Off the Relationship Escalator, y tiene una web con ese mismo tema, donde va dando información y capítulos sueltos del libro.

Este post continua la serie que comencé con la traducción de una viñeta de Kimchi Cuddles y algunos consejos de personas muy cercanas de la comunidad no monógama.  La segunda parte fue un texto de More Than Two, de Franklin Veaux. Como siempre, todas las traducciones son propias.

 

 

«Este mes he terminado dos relaciones: Una que valoro mucho, pero que terminó entristeciéndome mucho; y otra más corta que empezó bien pero que rápidamente perdió toda la energía.

Así que de momento estoy soltera además de sola, sin estar quedando con nadie. Que no está mal tampoco, aunque no es lo que prefiero.

Esto es lo que he aprendido de estas experiencias:

 

 

1. Siempre vale la pena cuestionarse lo básico y experimentar.

En la relación más larga de estas dos, durante los dos últimos meses hice un gran esfuerzo para adaptarme a la creciente intermitencia y ambivalencia de mi amante. Fue duro, porque odio sentirme sola estando en una relación (lo que es una de las razones por las que la monogamia no me vale, siempre parece terminar en ese punto).

Prefiero que haya un cierto nivel continuado de conexión íntima. Puede ser muy pequeña y ocasional durante algunas fases, y puede ser cariñosa o sexual. Pero si se desvanece del todo durante demasiado tiempo, y mi amante no tiene disposición a colaborar o reconectar, se vuelve demasiado frustrante para mí. Esto es totalmente subjetivo, y depende totalmente de mí. Es desmoralizador no dejar de reducir mis expectativas en una relación y ver que la persona con quien tengo esa relación se vuelve al mismo limbo por debajo de ellas. Incluso si sé que no tienen intención de dejarlo en ese limbo, están siendo como son en realidad. Ese es un juego al que no quiero jugar. 

Me alegra haber descubierto, al haberme salido de mi zona de confort, que mi tolerancia respecto a los cambios de mis amantes es mayor de lo que pensaba. He aprendido a no tomar los cambios de un amante como un rechazo personal (lo que era duro). Esas capacidades pueden ser útiles para relaciones en las que se esté en este momento.
Y también: Tengo mis límites. Llego a un punto en el que estar esperando a que se produzca esa conexión duele demasiado. Y es en ese momento cuando necesito dar un paso atrás. Es una mierda cuando empiezas a odiar la esperanza misma.

Mi amante ahora es mi amigo. (Bueno, lo ha sido todo el tiempo, pero ahora ser amantes no es una posibilidad). Todavía le quiero un montón, pero le veo más claramente. Ahora mi relación con él ya no me duele, aunque a veces todavía echo de menos lo que teníamos. Todavía nos tratamos con cariño, pero nuestro contacto es probable que sea poco frecuente (comparado con el que teníamos).

Puede que vaya desapareciendo de mi vida totalmente, pero espero que no. Estoy dispuesta a mantener esa esperanza en particular.

 

 

2. Tener las cosas claras ayuda a eliminar el dolor.

En las dos relaciones, me encontré con hombres que habían dejado la relación romántica y sexualmente, pero ninguno de ellos dijo que se había terminado. Ambos mantenían posturas poco claras sobre que en algún momento indefinido podrían estar más presentes, y quizá era verdad. Sospecho que pensaron que decir eso era ser más cuidadosos. Sea como sea, al final, fui yo la que tuvo que darlo por terminado, puesto que era yo quien necesitaba claridad en esto. Y después de hacerlo, en ambos casos, me sentí mejor.

Decir que algo se ha terminado puede cortar posibilidades. De todos modos, si esas posibilidades son sólo teóricas, a veces es mejor eliminarlas del todo. Menos caos emocional.

La relación corta, en la que había menos implicación fue fácil. Lo tibio no es algo que me emocione, sobre todo cuando es pasados dos meses. Empezó fuerte, pero se fundió pronto. Él dijo que en las relaciones se plantea los objetivos a largo plazo, pero para mí su largo plazo era indistinguible de la nada.

Así que me salí. Instantaneamente mi frustración con él desapareció. Él respondió con alegría, diciendo que estaba muy ocupado, que igual nos veríamos en el futuro… Que puede que sí, o puede que no. No hemos vuelto a estar realmente en contacto desde entonces y me parece bien. La verdad, en este caso me da igual si mantenemos alguna conexión o no. Es majo, puedo ser su amiga, pero tendrá que reunir el interés y disponibilidad necesaria para que eso suceda.

Con mi amante a largo plazo, tuvimos una conversación larga y dolorosa cuando vino de visita a mi ciudad. Él siente un montón de amor hacia mí, lo que a él le resulta suficiente para conectar conmigo. Pero yo necesito que las relaciones íntimas incluyan cierta relación íntima, y eso no es posible en este momento. Así que abandoné toda esperanza de que nuestra conexión se reavivase, porque, la verdad, mi esperanza era todo lo que quedaba. Decírselo a él fue un gran alivio para mí. Un día más tarde ya me sentía mucho mejor, más concentrada. (Sí, fue no tanto una ruptura como reconocer un cambio, pero aún así aclaró las cosas).

Buscar aclarar las cosas cuando aparece la primera incomodidad es un error; la incomodidad es instructiva y por lo tanto valiosa, y muchas dificultades son transitorias. Pero que nunca se tengan las cosas claras es una tortura, al menos para mí, en mis relaciones afectivas.

 

 

3. Debe haber un momento en que «aquello» es «aquello».

Soy del tipo de personas que necesitan sentir una atracción y clic mutuos (emocional y sexual) lo suficientemente fuertes para empezar o continuar en una relación. No hace falta que sea una experiencia incomensurable de pasión (creo que decidir si follar o no, es fácil; la atracción es algo más complejo en realidad). Pero tiene que sentirse que hay suficiente energía recíproca.

En la relación más corta, con el chico poliamor casado, cometí el error de dejarme arrastrar en el «poliamor Premium»: (conocer a su esposa y criaturas, largas discusiones sobre nuestras preferencias en las relaciones, etc) antes de que él y yo hubiésemos explorado en absoluto cuánto era nuestro interés mutuo. ¡La verdad es que nos pasamos más tiempo hablando de sexo seguro que follando! Los mensajes cariñosos mantuvieron mi interés al principio, pero cuando incluso eso desapareció, no quise más.

Así que ahora sé eso de mí: Aunque la atracción y cariño mutuos pueden surgir con el tiempo, para mí es un error esforzarme en una relación antes de que haya habido un clic y se haya estabilizado. Si tenemos mucho interés mutuo —lo suficiente para que nos podamos dedicar a explorar nuestra conexión— genial. Pero si tengo que superar muchos obstáculos antes de empezar a quedar, ¿sólo para descubrir que no existe interés o disponibilidad mutua? Eso me cabrea. Pero depende de mí marcar mís límites desde el principio.

Con la relación a largo plazo, todavía hay un «aquello» de aquello (amor y respeto mutuo, amistad auténtica que ha superado la adversidad, aparte de haber compartido una fuerte conexión romántica y sexual durante muchos meses), así que eso valió la pena el esfuerzo. Pero ahora que «aquello» se ha ido alejando mucho más allá de mi horizonte, es momento de dejar de intentarlo. Incluso tener esperanza requiere un esfuerzo.

 

 

4. Exigir responsabilidades normalmente no vale para nada.

Cuando se termina la parte íntima de una relación, es tentador revolver en quién hizo qué, y qué estaba pasando «de verdad», cuestionando cuales eran las intenciones de la otra persona. Tenemos una profunda necesidad emocional de tener la razón, de tener una justificación.

Si siento la necesidad de reconocer la responsabilidad en algo (y a menudo lo hago), ofrezco eso, así como disculpas por el daño que he causado, si ha sido así. Pero eso es algo que yo decido ofrecer, por mi propio sentido de la honradez. Eso no significa que el resto tenga que hacerse responsable de sus cosas. Prefiero que lo hagan, por supuesto. Pero eso no es algo que me deban. Así que reconocer las propias responsabilidades con esa intención oculta es bastante manipulador, y no saldrá bien, de todos modos.

Excepto en los casos de traición manifiesta, presionar a una expareja a que se responsabilice es casi siempre energía malgastada, y provoca que se ponga a la defensiva, lo que normalmente corta la posibilidad de amistad. Si realmente queréis que siga habiendo amistad, lo mejor es aceptar que os fuísteis separando o que desde el principio no había mucho material de donde sacar algo más.

Esto ha sido una lección que me ha costado aprender. Personalmente, me gusta tener siempre la razón, especialmente cuando mi corazón está en juego. Si estamos terminando con nuestra intimidad, me gustaría que hubiese una buena razón. Pero terminar una relación (o decidir que ya es hora de terminarla) se maneja mejor con aceptación y poner las cosas claras de manera amable.

 

 

5. Cuesta encontrar el amor, pero mantenerlo no es el objetivo.

Uf, la compatibilidad sexual tampoco es fácil de encontrar! Cuando amor y atracción se dan mutuamente, eso es maravilloso y muy valioso. Y está muy bien alimentar que continuen esas conexiones, pero permanecer en ellas no es el objetivo. (Lo cual es bueno, porque nunca es posible del todo, independientemente del tipo de relación). Así que, cuando cuidar una relación no la reaviva, estoy dispuesta a dejarla ir cuando sea el momento. Si se reaviva más adelante, ya valoraré esa opción en su momento. No es real hasta que esté sucediendo de verdad.

No voy a mantener una relación por el hecho de tener una relación; lo mismo que no me voy a mantener en ella porque es duro dejarla. Mis conexiones íntimas necesitan vitalidad, y eso no aparece en la puerta de mi casa cada día. Valorando todo lo que valoro las relaciones íntimas, no me pongo en posición fetal y muero sin ellas. Esta no es una parte de la vida en la que funcione lo de «haz como si lo hubieras conseguido hasta que lo consigas» [“fake it til you make it”].

 

Como resumen,
estoy feliz de haber elegido un estilo de vida que me permite abrirme a relaciones personales que suceden de muchas maneras y a muchos niveles, en lugar del todo-o-nada de la monogamia.

Y habiendo cerrado dos relaciones que se habían vuelto insatisfactorias, liberada de ese estrés y frustración, me siento mejor aunque un poco sola en este momento. Pero eso se pasará. Estoy a gusto sola, y estoy trabajando en un proyecto importante y que me absorbe. En general, la vida me va bien, con algunos retos en el trabajo, pero eso es transitorio.

Aún tengo malos momentos. Tengo claro que prefiero mucho más tener cariño, amor y sexo en mi vida. Mantengo mi radar encendido y buscando. Pero los momentos de soltería son inevitables, y puedo vivir con ello. Tengo mucho amor de mis amistades, y eso es un tesoro también».

 

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