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Sadomasoquismo (wikipedia). Psicología (y 3)

15 mayo, 2012 a las 9:00/ por
De izq. a dcha., un policía, Deleuze, Sartre y Foucault

Y hoy termino la parte de psicología. Maremía, qué largo. Hoy más que psicología es filosofía. Monotema con Deleuze, Sartre y Rene Girard. Pero bueno, hoy se termina esta parte… El siguiente sobre etimología. Tecnicismos van, tecnicismos vienen…

«En el ensayo «Coldness and Cruelty» (originalmente «Présentation de Sacher-Masoch», 1967) Gilles Deleuze rechaza el término «sadomasoquismo» por artificial, especialmente en el contexto de la obra que es la quintaesencia masoquista moderna, La Venus de las Pieles de Sacher-Masoch. El contraargumento de Deleuze es que la tendencia hacia el masoquismo está basada en un deseo intensificado producido o aumentado por exteriorizar la frustración por el retraso de la gratificación. Llevado al extremo, un retraso intolerablemente indefinido es «premiado» con un retraso eterno como castigo, manifestado como una frialdad inquebrantable. La persona masoquista deriva placer de, como lo plantea Deleuze, El Contrato: El proceso por el que se puede controlar a otra persona y transformarla en alguien frío y cruel. El individuo sádico, por contra, deriva placer de La Ley: El poder omnipotente que pone a una persona por debajo de otra. La persona sádica intenta destruir el ego en un esfuerzo por unificar el ello y el superego, satisfaciendo de hecho los más básicos deseos que la persona sádica puede expresar mientas ignora o suprime completamente el deseo del ego o de la consciencia.

Así Deleuze intenta argumentar que sadismo y masoquismo surgen de dos impulsos tan diferentes que la combinación de los dos términos no tiene sentido y es engañosa. La percepción del individuo masoquista de su capacidad y deseos sádicos de auto-sometimiento es tratada por Deleuze como reacciones a experiencias anteriores de objetivización sádica (por ejemplo, en términos de psicología,  acomodamiento defensivo compulsivo de sentimientos de culpa frente al deseo de un deseo fuerte y libre), como en el epílogo de «La Venus de las Pieles» que muestra cómo el carácter de Severin se ha vuelto resentido por su experimento en el supuesto control del masoquismo y defiende en su lugar la dominación por las mujeres.

Antes de Deleuze, de todos modos, Sartre había presentado su propia teoría sobre sadismo y masoquismo, a la que iba dirigido el ataque deconstructivista de Deleueze, que eliminó la simetría de los dos roles. Por el placer o poder de fijarse de manera destacada en las figuras de las víctimas en el sadismo y masoquismo, Sartre fue capaz de enlazar estos fenómenos a su famosa filosofía de «la mirada del otro». Sartre defendía que el el masoquismo es un intento del «ser para sí*» (consciencia) de reducirse a sí mismo a la nada, convertirse en un objeto que es ahogado por el «abismo de la subjetividad del otro». Con esto Sartre quiere decir que, dados los deseos del «ser para sí» de obtener un punto de vista desde el que es a la vez sujeto y objeto, una estrategia posible es reunir e intensificar cada sentimiento y postura en la que el yo aparece como un objeto rechazable, testado y humillado y así, de esta manera, el «ser para sí»se esfuerza por llegar a un punto de vista en el que sólo hay una subjetividad en la relación, que sería a la vez la del individuo maltratador y la del maltratado. Y al revés, por supuesto, Sartre considera el sadismo el esfuerzo de aniquilar la subjetividad de la víctima. Esto significa que la persona sádica es estimulada por el sufrimiento emocional de la víctima porque busca una subjetividad que ve a la víctima como ambos sujeto y objeto. 

Esta argumentación puede parecer más sólida si se entiende que esa teoría de la «mirada del otro» es sólo un aspecto de las faculatades del deseo o de alguna manera, su facultad primaria. Esto no justifica el giro que Deleuze tomó en su propia teoría sobre estos tema, pero la premisa del deseo como «mirada» está asociado con las  teóricas distinciones a las que Deleuze resta valor, en lo que él reconoce como su error esencial al reconocer el «deseo como carencia» —que él identificaba en el temperamento filosófico de Platón, Sócrates y Lacan. Para Deleuze, en la medida en que se considere al deseo como un carencia se reduce entonces a «la mirada». 

Finalmente, después de Deleuze, Rene Girard incluyó su versión del sadomasoquismo en «Things Hidden Since the Foundation of The World», originalmente «Des choses cachées depuis la fondation du monde» 1978, haciendo el capítulo sobre masoquismo una parte coherente con su teoría del deseo mimético. En esta visión del sadomasoquismo, la violencia de las prácticas es una expresión de la rivalidad periférica que se ha desarrollado alrededor del objeto amado real. Hay una clara similaridad con Deleuze, puesto que ambos ven (en la violencia que rodea la memoria de la crisis mimética y su evitación, y en la la resistencia contra el cariño en que se centra Deleuze) que hay una comprensión del valor del objeto deseado en términos de los procesos de su valoración, adquisición y test impone al individuo pretendiente.»


*»Para Sartre, el humano, en cuanto «ser-para-sí», es un «pro-yecto», un ser que debe «hacer-se»: «El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo».» Fuente.

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