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Si no cambias es porque… no te da la gana.

31 agosto, 2012 a las 11:11/ por

Es duro pero es así. Hay cosas positivas que sacamos de estar mal en determinadas situaciones. Eso por ejemplo es lo que complica salir de las depresiones. O meterte siempre en el mismo tipo de relaciones. O dejar de comer tanto. O no hacer ejercicio casi nunca. Esa situación nos viene estupendamente para encerrarnos ahí, evitando responsabilidades.

Dicho de manera resumida es como el comentario que vi en Facebook sobre los mecanismos mentales de gratificación para quienes se autofustigan:

 

Explicado con más detalle, se puede encontrar en esta entrada que me ha parecido interesante, en el blog «Psicologica mente» de Joaquín Banqueri. Aquí está el enlace al texto que copipego debajo. La Ganancia Secundaria, o lo que te inventas para no cambiar.

«Enfermar no siempre es algo malo; por lo menos, no tan malo como muchos suponemos. A veces, estar enfermo trae de la mano un conjunto de beneficios que no existen cuando estamos sanos. Uno de los beneficios más conocidos que aporta la enfermedad es el incremento en la atención y cariño que recibimos durante el proceso convaleciente.

Otro posible beneficio significativo, compatible con el anterior, puede ser la supresión temporal de nuestras obligaciones respecto al mundo. Por su parte, la sociedad en general y nuestras personas más cercanas en particular, los otros, atenúan su presión ante esta situación conocidamente temporal. Al menos, este es el pacto tácito.

Toda esta lógica, social y personal, se desgrana en el momento en el que caemos enfermos. Sin embargo, podemos hacernos las siguientes preguntas:

¿Qué ocurre cuando sólo en este tipo de situaciones recibimos atención y cariño?
¿Qué ocurre cuando sólo en este tipo de situaciones el mundo deja de ser hostil?
¿Qué ocurre cuando sólo en este tipo de situaciones el balance entre entre el debe y el haber es positivo?

La respuesta a estas preguntas es la siguiente:

En estos casos, la enfermedad se convierte en un estado al que aspiramos, que mantenemos y del que evitamos salir. Esta es la ganancia secundaria de la enfermedad. Una actitud que puede ser más o menos consciente, más o menos inconsciente, pero que es el corolario lógico a una situación personal.
Esta es la sencilla pero potente explicación del por qué, en muchas ocasiones caemos enfermos, por qué se prolonga una enfermedad o por qué evitamos cualquier situación que insinúe una mínima mejoría: simplemente, nos sentimos mejor así.

Esta es una paradójica situación de la que es posible salir aunque la empresa no sea fácil ni rápida. Salir de esta tautología pasa por darnos cuenta de esta situación y adquirir los recursos personales que nos permita cambiar el contexto que lo ha ocasionado.

Cambiar es posible

Y cambiar se puede, ya sea con la versión barata (libros de autoayuda) o la cara (terapia). Porque aunque seas una persona tan lista que puedas considerarte por encima de esos libros o esas terapias, esa supuesta inteligencia superior parece que no te ha servido para evitar tener esos problemas…

La foto, de aquí

Copiado y publicado aquí con autorización expresa del autor.

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