¿Qué sucedería si cogiésemos a uno de los mejores violinistas del mundo y lo pusiéramos a tocar de incógnito en el metro de una gran ciudad? El experimento lo acaba de realizar el diario ‘The Washington Post’ en la capital estadounidense con resultados muy interesantes.

El viernes 12 de enero de 2007, en plena hora punta, el violinista Joshua Bell, uno de los músicos más prestigiosos del planeta, se situó en el vestíbulo de la estación de L’Enfant e interpretó seis piezas magistrales de Bach y Schubert provisto de su stradivarius ‘Gibson ex Huberman’, una pieza única en el mundo. La actuación duró exactamente 43 minutos, durante los cuales prácticamente nadie se detuvo a escuchar.

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2 Comentarios a “Sin tiempo”

1. La navaja en el ojo dice:

   15 abril, 2007 a las 10:19

   Y ¿cuál es la conclusión?

   ¿Que nadie es capaz de distinguir a alguien que toca bien de alguien que toca mal? Supongo que eso es lo que quería demostrar el experimento o algo como

   que la gente va tan atareada, estresada y obnubilada cuando va por la calle que no presta ninguna atención a lo que tiene alrededor.

   Pero también se podría sacar ésta:

   Que, en realidad, que alguien toque bien a todo el mundo le importa un pimiento y que, si fingen que les interesa en los recitales de pago es por quedar bien.

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2. mosca cojonera dice:

   15 abril, 2007 a las 19:29

   exacto, la conclusión que sacaron es la que dices tu en primer lugar (tenemos tan poco tiempo…).

   Pero estoy contigo en la segunda. Ponen a este hombre y a uno bueno al lado… un cuarto de hora para oirles… con tranquilidad,… distinguirían al bueno?

   Hay taaaaaanto snob que aplaude algo porque ha oido que eso hay que aplaudirlo…

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