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¿Son seguros los espacios seguros? (Hablando de talleres y fiestas)

30 octubre, 2018 a las 11:11/ por

Con el tiempo se ha ido extendiendo la expresión «espacio seguro» como una forma de llamar a espacios donde se tiene un cuidado especial con el respeto del consenso, con no discriminar, con evitar experiencias desagradables que hasta entonces no habían sido cuidadas. Un espacio donde encontrarse sin tener que estar enfrentándose a la cultura mayoritaria (donde se da esa marginalización o discriminación) de forma continuada. En este caso, me centro especialmente en los espacios de ocio.

Basta con buscar en google para ver que es una expresión muy extendida. Como decían Nagua Alba Goveli y Lucía Alba Martínez en Pikara hace 4 años respecto a espacios para mujeres,

«¿de qué sirve construir espacios feministas si el tío que se sienta a nuestro lado en la asamblea es el mismo que por la noche nos va a insinuar que somos unas estrechas?, ¿por qué tenemos que ver cómo en nuestros espacios de ocio supuestamente liberados se reproduce toda la mierda contra la que luchamos?, ¿por qué tenemos que asumir que al ser mujeres ningún espacio es seguro?»

Lo interesante del espacio de construcción permanente en el que nos tenemos que mover para crear nuestros propios espacios (sea para ser mujeres, o para pertenecer a minorías discriminadas de muchas formas diferentes y/o que necesitamos unas condiciones diferentes a las «convencionales» o a las que se dan en la calle) es ver cómo pensamos soluciones, aplicamos medidas, vemos dónde fallan, creamos otras nuevas, volvemos a ponerlas a prueba, volvemos a ver los errores, volvemos a intentarlo… Es lo que tiene el activismo: El trabajo constante por ir buscando otras maneras de hacer las cosas.

 

Activism is sexy

 

¿ES POSIBLE UN ESPACIO SEGURO Y ERÓTICO AL MISMO TIEMPO?

Obviamente, sí es posible compaginar que sea seguro y erótico en grupos muy pequeños, con muy pocas personas, cuando se conoce a todo el mundo y se puede estar pendiente de casi todas interacciones. La cosa se complica especialmente en talleres, eventos y fiestas con algún contenido erótico donde asiste un grupo considerable de personas.

Se ha dicho desde diferentes espacios, lo han comentado varias personas de todo ese tipo de espacios (en nuestro país y fuera de él) y la percepción es similar: Llamar a un espacio «seguro» a veces provoca lo opuesto de lo que pretendíamos. «Estás en un espacio seguro» a veces puede terminar significando «aquí puedes bajar la guardia». Y eso hace mucho más complicado entender qué está sucediendo. Es una especie de «gaslighting» ambiental: Tú sientes algo que te incomoda, algo te molesta, preferirías que no te hablase tan cerca, que no se acercara tanto físicamente… pero como estás en un espacio seguro, no puede ser que alguien esté aprovechándose de la situación para incomodarte, para acercarse más de lo que te gustaría, para estar tanteando tu resistencia, tanteando tus zonas grises, tus límites y ver qué tolerancia tienes, cuánto aguantas. Si te sientes mal, «seguramente» será que desconfías demasiado de la gente, que tienes prejuicios que superar, etc. Hace más complicado interpretar las conductas ambiguas.

Si consideras que no estás en un espacio seguro, eso hace que sigas en guardia, que reacciones inmediatamente a algo que te incomoda. Lo que no impide que, aunque no se designe a un espacio como «seguro», eso tenga que significar tener que soportar todo tipo de comportamientos y actitudes contrarias a los objetivos e ideas que está detrás de ese evento, actividad o espacio. Si es un espacio activista, siempre tiene un objetivo, siempre tiene unas ideas que persigue, una forma de funcionar el mundo a la que se querría llegar… y es ahí donde no apetece teniendo que explicar cada vez lo obvio a quien no quiere entender ni lo más sencillo, las ideas más básicas. Hay un mínimo que necesitamos para estar a gusto. Abundando Trumps, Bolsonaros, Putins y en general ese gusto por la polarización y la polémica fácil, se agradece tener espacios donde la agenda no la marque el imparable avance hacia las cavernas que vemos cada día en más países. Pero siendo espacios con unas reglas diferentes a las que se dan habitualmente, no es lo mismo tener unas reglas diferentes que designar el espacio como seguro.

 

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UN CASO PRÁCTICO

En lo que nos incumbe, nuestros talleres, eventos y actividades por eso siempre (y ahora más) hemos siempre evitado llamarlo un «espacio seguro» por esa misma razón. No queremos que se baje la guardia, que quien venga por primera vez dé por hecho algo que no es y que le haga más complicado saber entender lo que le está sucediendo. Y al mismo tiempo, quienes ya estamos dentro de ese espacio de forma habitual no queremos bajar a un nivel donde, personalmente, no tengamos que enfrentarnos a algunas incertidumbres QUIENES DECIDIMOS HACERLO.

Un ejemplo es el taller de El Ancla que hicimos el otro día. Repetimos el que hicieron Phillipe y Alisha en Xplore Barcelona este año. Nos comentaron en el taller: «¿Por qué no avisáis, como hacen en algunos eventos, del nivel de contenido erótico que puede tener?». En algunos eventos se señala, a modo de puntuación de 1 a 5, el nivel de esfuerzo físico, contacto corporal, contenido erótico, etc que puede tener una determinada actividad ¿Por qué no lo indicamos en nuestro caso? Porque preferimos mantener esa incertidumbre y dejar que cada grupo encuentre su propia manera de relacionarse. Es lo delicado de las expectativas.

En El Ancla en Xplore, debido al tipo de evento que es Xplore, se terminó haciendo de todo durante un buen rato. De 1 a 5, digamos que el contenido erótico fue de un 3 o un 4. Si aplicamos lo que sucedió allí a cualquier otro espacio cuando se hace ese taller, y avisamos con esa puntuación que «se puede dar un alto nivel de contenido erótico», en realidad, estamos provocando que efectivamente se produzcan esas interacciones eróticas. En las otras ocasiones donde lo he visto poner en práctica, como en Opencon Valencia, Opencon Madrid, nuestros Trigger, etc no ha sucedido lo mismo que en Xplore. Unos grupos jugaron más, otros menos, otros decidieron relacionarse todo el grupo a la vez, otros en pequeños grupos…

 

TRIGGER

 

 

NUESTRAS ACTIVIDADES

Y, EN NUESTRO CASO, en los eventos y actividades que organizamos personalmente preferimos que exista esa incertidumbre, preferimos no saber muy bien qué va a pasar… dentro de los márgenes que siempre marcamos en TODAS nuestras actividades, como se puede ver siempre en cada convocatoria que hacemos. Digamos que nos apetece tener cierta incertidumbre dentro de unas reglas de juego. Preferimos actividades en las que podamos experimentar, hacer las cosas de una forma diferente, sin asegurar el éxito siempre ¿Qué es el éxito?¿Que asista mucha gente? En las charlas eso produce el efecto de que la mayoría de la gente sienta la presión de tener «público» y no hable, con lo que siempre hablan las mismas personas contando las mismas ideas comunes ¿El éxito de un taller  es que todo el mundo tenga sexo o haya ligado? De nuevo reproduciríamos esos patrones que se siguen para follar y para relacionarse…

Por eso mismo, para nuestros talleres (los que hemos llamado TRIGGER, por esa razón), estamos probando a dar sólo el título y unas cuantas líneas explicando el taller por encima sin entrar en detalles. Sin que se sepa muy bien qué va a suceder. Lo mismo ha sucedido en las fiestas: La misma incertidumbre. Se deja claro que habrá un contenido erótico y que puede pasar cualquier cosa… o nada. Pero que dentro de «cualquier cosa» entendemos que puede incluirse una orgía sobre la barra o estar charlando con tus amistades porque ese día no te apetece hacer nada más. A eso le sumamos otra buena cantidad de reglas para asegurar que no exista la presión habitual en eventos de contenido sexual, heredado de los años 70 y la mentalidad transgresora («si estás aquí, estarás para algo»). Un cóctel complejo para conseguir que siga existiendo tensión, atracción y juego al mismo tiempo que se mantiene a raya los patrones más comunes en ese tipo de eventos. Si ya hay tantos con esas mismas reglas, no hace mucha falta que las repitamos también en nuestros espacios.

Por eso seguiremos intentando que las actividades que organizamos tengan un ambiente lo más agradable posible para el mayor número posible de gente pero sin ponernos el carnet de nada, sin etiqueta de nada, sin dar la garantía de nada. Nos parece suficientemente complicado intentar organizar actividades que nos parezcan interesantes, tantos años después. No tenemos la receta mágica para nada. Vamos probando y cambiando lo que nos parece necesario en cada nueva actividad. Pero lo que sí nos parece importante es sumarnos a todas esas opiniones que han ido sumándose y avisando de los efectos inesperados que pueden tener (y han tenido) algunos espacios seguros.

 

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