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Una paja en la cocina (Relato)

3 mayo, 2008 a las 3:22/ por

Mi mujer y su amiga Julia, recientemente divorciada, han comenzado a salir de fiesta juntas casi todos los viernes y sábados por la noche. Mi mujer me contó que Julia necesita encontrar un nuevo novio, por lo que lo ve como su deber el llevarla a bailar y presentarle chicos que le puedan gustar.

El fin de semana pasado cuando estaba a punto de salir para irse con Julia, con sus zapatos de tacón alto y su vestido corto con escote que se acababa de comprar, me enfrenté a ella y le pregunté a dónde iba y que me parecía que debía estar conmigo en casa.

Me dijo que había preparado una cita de Julia y ella con dos chicos del trabajo y pensaba que a Julia le gustaría su chico. Me sentí molesto y cabreado y le conté que yo debía de ser quien saliese con mi mujer. Pero a ella no le importada absolutamente nada todo eso y me llamó aburrido y anticuado.
Me aplastó contra la pared de la cocina usando sólo su cuerpo y empezó a frotar su entrepierna contra la mía como si me estuviese follando de una manera muy guarra. Al mismo tiempo, clavó sus ojos en los míos con una mirada fría mientras gemía de mentira y me decía cosas.

Uhmmm, sí… lo haces tan bien, la tienes tan grande,… uhmmmm, me encanta notar tu maravillosa y enorme polla dentro de mí…. uhmmmm venga, fóllame bien»
Empezó a besarme la oreja y a lamerla despacio, mientras seguía gimiendo. De repente me mordió fuerte la oreja y dejó de «follarme».
«Vaya, me había olvidado», dijo con su mano sujetando bien mi entrepierna «No hay nada ahí dentro digno de mencionar».
«pero puedo sentir una pililita dura,… ah, ¿te gusta que me folle un tío de verdad con una polla de buen tamaño?»
Abrió mi pantalón y los bajó hasta los tobillos. Me miró con cara de pena, meneando la cabeza mientras miraba a mi pequeña polla dura «¿Te apetece que termine con esto antes de que me vaya?»
«Sí, por favor», le dije.

Se fue a la cocina y se puso los guantes de fregar.
«No quiero ir con el olor de tu pililita toda la noche», explicó. Acercó una silla y la puso a mi lado para sentarse mientras terminaba con lo mío.
Empezó a hablar mientras ella seguía masturbándome.

“Julia ha notado que no tienes mucho bulto en los pantalones… me lo dijo el otro día… Me dio tanta vergüenza«. Continuó.
«Julia piensa que soy mucha mujer y que una mujer de verdad merece sentir algo grande de vez en cuando y tengo que admitir que tu pene ya no me satisface»
“¿Me permitirías follar con otros hombres para salvar nuestro matrimonio?»
Estaba calentísimo, así que rápidamente dije que sí.
«Si follo con otros, ¿te gustaría que te lo contase o preferirías que me lo callase?. Puedo ser muy explícita explicando cosas, ya lo sabes».
«Cuéntamelo por favor», contesté.
«Y piensas que me lo merezco y no te enfadarás si sucede»
«De verdad, lo prometo, simplemente dímelo si estás con otros hombres»

Sonó una bocina fuera.
«Ah, mi taxi ya ha llegado» y dejó de masturbarme.
«Si quieres lo termino más tarde o puedes hacértelo tu sólo, no me importa»
«Hasta luego, cariño» dijo, y se fue.

2 Comentarios a “Una paja en la cocina (Relato)”

  1. Maeve dice:

    Jajajjaa. Muy tú. ¿Dónde lo has encontrado? Mira que es difícil.

  2. Sólo diré donde lo encontré en presencia de mis abogados :P

    Pero es traducción (again) y me gustó, por eso me parecia una buena idea el que esté también en castellano.

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