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Familias poliamorosas con menores a su cargo

11 diciembre, 2023 a las 17:27/ por

Mientras las publicaciones sobre no monogamia y poliamor siguen multiplicándose hasta el infinito en inglés año tras año, se van amontonando textos fundamentales que no tengo tiempo de traducir para el blog. Uno de esos textos es el libro «Polyamorists next door», de Elisabeth Sheff. Lo fundamental de Sheff es que ha estado siguiendo la evolución de 300 (trescientas) familias poliamorosas, aclaremos que mayormente blancas, clase media, educación universitaria, anglosajonas, durante 30 años.

TREINTA años. TRESCIENTAS FAMILIAS. Eso le ha permitido sacar alguna conclusiones que, de momento, en otros entornos y con otras poblaciones, solo podemos empezar a entrever.

Uno de los aspectos que estudia ese libro mejor que ningún otro, de momento, es la crianza en familias poliamorosas. En sus estudios ha ido viendo cómo las criaturas se han visto afectadas por el tipo de familias que tienen a su alrededor, las incorporaciones de nuevos miembros a la familia, las rupturas, etc

Como es imposible traducir todo el libro (son 300 páginas), puedo hacer un pequeño resumen de lo que ha encontrado Sheff, para quién pueda ser útil esa información.

Empecemos por los problemas:

«Los progenitores de familias poliamorosas son dolorosamente conscientes de que sus criaturas tienen que enfrentarse (o pueden encontrarse en esa situación) a la complicada tarea de manejar el estigma asociado a las relaciones no convencionales de sus progenitores. Y algunos de ellos se arrepentían del dolor que sus relaciones habían causado a sus criaturas» (pag. 223)

«El estigma social pone en desventaja a las familias poliamorosas, porque el hecho de que se divulgue o descubra lo que Goffman llama su «deshonra» puede dar ventaja a sus jefes, a una criatura adolescente durante un enfado o a familiares para usarla contra la persona poliamorosa. En algunos casos, la presencia de relaciones poliamorosas hizo que la relación con agentes de protección de menores [o servicios sociales] aún más amenazadora para progenitores que acudían a las autoridades por razones no relacionadas con el poliamor» (pag. 225)

«Ese estigma asociado a ser una familia no convencional puede poner a algunos progenitores en una situación vulnerable si criaturas adolescentes intentan chantajear a la familia». (pag 231)

Además se ha de ser conscientes de los lazos emocionales potenciales que se pueden crear entre las criaturas y nuevos miembros adultos de la relación que finalmente se terminan yendo al acabarse la relación entre los miembros adultos o con nuevas criaturas que pasan a ser parte de la familia.

A veces los problemas se dan por la complejidad de estas relaciones, como tener que «manejar las relaciones con exes, los celos y tensiones entre peques, las dificultades para adecuar estilos de crianza diferentes, dramas de los miembros adultos de las relaciones y la dificultad al manejar la información respecto a la familia de origen. (pag 342)

LOS PROBLEMAS DE LAS CRIATURAS

Curiosamente, los problemas pueden ser diferentes de los esperados. Uno de los encontrados por Sheff fue la falta de espacio y la sensación de poca privacidad. Otro, la complejidad para adaptarse a diferentes tipos de crianzas en diferentes hogares cuando es una familia más amplia o reconstituida [aunque esto sucede de forma similar en parejas monógamas cuando se separan]

¿Qué factores contribuyen a que una criatura sienta que una persona adulta es su progenitora?

  • La más obvia, si hay una conexión sanguínea, «biológica»
  • La edad de la criatura: cuánto más joven, más probable que esa persona sea vista como progenitor
  • Las relaciones con las que se cohabita es más probable que se vean como progenitores
  • Si se mantiene la relación entre persona adulta y criatura durante años y/o de forma regular, es más fácil que se acabe viendo como una figura parental.

Las criaturas decían en el estudio que veían los adultos más a menudo como tías/tíos, hermanas/os mayores o amistades mucho más a menudo que como figuras parentales. Aparte del estudio, debemos tener presente que las criaturas de la generación alfa son «no monógamas nativas». Es decir, han crecido en un mundo dónde es mucho más común el divorcio y las separaciones, con lo que no es raro que identifiquen perfectamente a sus progenitores (aunque vivan en casas diferentes y tengan nuevas parejas), viendo una diferencia muy clara entre su progenitor/es y las parejas/vínculos/noviazgos de sus progenitores. Frente a una pareja monógama heterosexual que se separa no es raro escuchar a menores hablar de «el novio de su madre» y «la novia de su padre» sin el más mínimo conflicto. Saben que sus progenitores siempre van a estar ahí y que las otras relaciones pueden ir cambiando con el tiempo.

Volviendo al estudio, Sheff solo entrevistó a criaturas de más de cinco años. Antes de esa edad, las figuras adultas pasaban a ser parte del grupo de progenitores en la medida en que cubrían las necesidades de las criaturas y de lo presentes que estaban.

Entre los cinco y los ocho años la característica más propia de esas criaturas es que todo se centra en ellas mismas: «ven a las personas adultas en su vida desde la óptica de qué hizo esa persona por ella o con ella, poniendo mucho menos énfasis en cómo se relaciona una persona adulta con otra. Más que categorizar mentalmente a alguien como «el novio de mamá», las criaturas de esa edad es más probable que piensen esa persona como «la que está dispuesta a disfrazarse» o «la que trae helado». (…) Lo que le importaba a esas criaturas es que tenian a cinco personas adultas muy cariñosas y atentas que las cuidaban, llevándolas por ahí, recogiéndolas de colegio y acostándolas. Las criaturas no categorizaban esa abundancia de atención con relación a las relaciones de pareja entre las personas adultas». (pag 137)

Entre los 9 y los 12 años eran más conscientes de que sus familias eran diferentes de las de sus amistades. Sabían que esas personas adultas tenían relaciones sexuales entre sí y preferían saber lo mínimo posible. Las criaturas de esta edad empezaban a pensar mucho sobre cómo explicar qué tipo de familia tienen en el colegio, a sus amistades y a otras personas adultas. Al darse cuenta de que su familia era diferente, preguntaban a sus progenitores sobre la familia y valoraban qué contar y qué no a sus amistades o cuando alguien se daba cuenta. Entre amistades con progenitores que se divorcian y se vuelven a casar, criaturas adoptadas, familias monomarentales y monoparentales, que haya más o menos hermanas/os tiene muchas explicaciones posibles y encaja bien en un entorno social en el que las relaciones cambian constantemente entre familias monógamas en serie. (pag 139)

Las criaturas entre los 13 y los 17 años tienen que explicar cómo son sus familias en entornos sociales más complejos, pero prestan menos atención a las relaciones de sus progenitores ya que sus propias relaciones sociales eclipsan los vínculos familiares con sus propias urgencias emocionales. A esta edad en este tipo de familias es cuando valoran si quieren que sus propias relaciones sean poliamorosas o si quieren que sean monógamas [spoiler: no afecta, sino que se ven libres de elegir el tipo de relación que prefieren, sin aparecer ninguna tendencia en particular] (pag 140)

© Traducción: miguel vagalume, diciembre 2023

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