La experiencia trans no es una experiencia individual
1 noviembre, 2023 a las 17:16/ por moscacojoneraRecientemente, la Unión Europea (UE) se ha preocupado por la pobreza energética. Según los últimos datos de Eurostat (2020), un 10% de la población en nuestro país. Millones de personas en Europa. Morirse de frío en invierno, no poder tener la energía necesaria… La recomendación de la UE es que haya planes de ayuda, bonos, subvenciones para aislamiento y rehabilitación, renovación de electrodomésticos… Eso queda muy bien en el papel pero, si eso se traduce, realmente, en una maraña administrativa, el peso vuelve a estar en quienes están en una situación vulnerable. Serán las personas en una situación peor las que deberán luchar por conseguir enterarse en medio de esa maraña administrativa, no perder otras ayudas a las que tengan derecho por recibir esas ayudas energéticas y mil complicaciones más. De esa manera, el derecho de la población a unas condiciones dignas de vida en un planeta donde hay recursos de sobra para conseguirlo se traduce en una lucha individual agotadora o en una lucha activista en la que hay que dejarse la vida.
Lo mismo sucede con las ayudas a las personas dependientes. Mientras se sigue debatiendo si aumenta o se reduce el presupuesto, si llegan o no llegan las ayudas, la realidad es que por un lado es complicadisima toda la trama administrativa para que se te incluya en esa lista de personas dependientes (he visto personas con síntomas similares a ELA debidos a Parkinson Plus que no recibían más que unas visitas mínimas)…y aún así morir a la espera de que te llegen esas ayudas, porque hay quienes no las reciben nunca.
Morir, malvivir o tener una vida durísima en los márgenes sociales (sea una persona, sea el entorno que la sostiene) es algo que se repite una y otra vez.
En realidad, ninguna experiencia es individual. Pero la experiencia trans o cualquier otra vivencia desde lo convertido en «raro», como la discapacidad o diversidad funcional, desde lo racializado, lo no binario, lo queer, lo butch, lo no monógamo, lo migrado, lo enfermo crónico (o el cansancio crónico), lo desviado, lo sadomasoquista, las biografías complejas, lo pobre, lo enfermo mentalmente y una INFINITA lista de diferencias posibles en nuestras identidades, cuerpos, gustos, orientaciones y conductas, son, en realidad, una demostración de la incapacidad de nuestra sociedad para sostener lo diferente.
Cada lucha individual a la que nos enfrentamos es, en realidad, una demostración de otra diferencia que la sociedad ha ignorado, maltratado, marginado, convirtiéndolo en una cuestión de lucha individual. Ese dedo que nos señala y aplaude esas historias victoriosas son siempre la historia del caso excepcional, de la persona tocada por la divinidad para llegar a lo más alto, la persona con una resiliencia y energía incombustible para luchar contra todas las dificultades. Un relato que invisibiliza la ausencia de una red (o la existencia de una red muy precaria) que sostenga esa precariedad permanente, ese agotamiento necesario para luchar por cada papel, cada certificado, cada autorización, cada cambio, cada derecho …al que no se tiene derecho.
Nuestro siglo es herencia de un siglo XIX donde se denominó raro (como otredad) a todo lo que no era blanco, no era heterosexual, no era hombre o mujer cis, no tenía un cuerpo normativo. Fue un siglo plagado de clasificaciones supuestamente «naturales» para luchar contra la ola de feminismo de 1789, para dar argumentos al imperio británico (que en ese momento tenía al 25% de la población mundial como súbdita de la reina Victoria) para gobernar a «otras razas», ya que ahi surge la idea -desde la fisiología, lo «natural»- de que hay más de una raza (en lugar de una infinita variabilidad de colores, como la que comentaba más arriba). Es la época en que se inventa la teoría de la degeneración de Morel para designar qué personas contribuían a «degenerar» la herecia genética de la humanidad, junto con la eugenesia o preocupación por la mejora/control de la reproducción humana. Es el momento en el que Psychopathia Sexualis enumera exhaustivamente todas las conductas eróticas o genitales no reproductivas que pasar a ser enfermedades.
En esa misma época es ignorada la corriente que intenta normalizar y SOSTENER las identidades y orientaciones, junto con la corriente que recoge la infinita variabilidad de la sexualidad humana.
Y nos hemos conformado con los derechos conseguidos en los años 70 para que, en una época de clara persecución, cada cual tenga que luchar por su propio caso, o familias que tienen que pelear cada papel, cada pequeño derecho, como si dependiera de la lucha de esas personas… cuando, en realidad, es un inmenso fracaso social al no ser capaz de ver una diversidad infinita, en muchos campos, que es UN HECHO. Y esa infinita diversidad necesita de una ampliación inmensa de derechos que no han sido recogidos nunca, ni en los años 70 ni después.
Tras un siglo XIX brutal, colonial y deshumanizado en nombre de «lo natural», llegaron las intensas primeras décadas del siglo XX, con la revolución por los derechos de los trabajadores o una Europa floreciente durante los años 20, el péndulo histórico se fue hacia la crueldad en los años 30 con el nazismo, el fascismo y retomando la crueldad colonial europea. En los años 40 se volvió hacia la humanidad aprobando la declaración universal de los derechos humanos. En los años 50 el macartismo y la persecución de comunistas para llegar en los años 68/70 a un cambio social inmenso con el estado del bienestar y los derechos de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, de la población racializada y de las mujeres. En los 80 vuelve el péndulo conservador con Reagan, Thatcher y la persecución de la teología de la liberación. En los 2000 aparecen movimientos como el zapatista, porto alegre, otro mundo es posible… pero poco a poco el siglo se ha ido volviendo más y más oscuro crisis tras crisis. Y ahora hemos llegado al momento en el que se elige como presidentes a personas crueles como Trump y similares, en el que EEUU y Europa dan su apoyo al genocidido en Palestina, en el que se hacen negocios con China aunque sea la campeona de las ejecuciones por pena de muerte en el mundo.
Quiero creer que hemos llegado al extremo del movimiento del péndulo hacia la derecha y que, como ha pasado otras veces en la historia, habra un movimiento colectivo que de nuevo llevará el péndulo hacia un mundo mas humano en las próximas décadas. En ese mundo más humano es donde se tienen que sostener, como no se ha hecho nunca antes en la historia, todas las vidas tan diferentes que tenemos cada cual, las dificultades de cada cual, que no nos cueste un esfuerzo sostener la propia vida de un día hasta el siguiente, sino que seamos capaces de cuidarnos como hemos hecho en los mejores momentos de nuestra historia con movimientos que han luchado y sostenido los derechos de millones y millones de seres humanos.