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«El derecho a veto» (Ética Promiscua, tercera edición)

19 febrero, 2018 a las 19:45/ por

Otro nuevo fragmento de la tercera edición de The Ethical Slut, adelantos interesantes mientras lo vamos traduciendo:

«Cuando se toma la decisión de abrirse a nuevas relaciones, uno de las medidas que toman muchas personas en relaciones cerradas es probar el “derecho a veto”: Que uno de los miembros de la relación preexistente tenga el derecho a “vetar” las conexiones sexuales o románticas de su pareja con terceras personas.

Una ética promiscua básica no debería darte permiso para abusar del derecho a veto con el que evitar que tu pareja tenga sexo con nadie en absoluto vetando a todo el mundo, una estrategia que puede resultar tentadora, porque hasta que desaprendes los celos, todas las relaciones externas pueden parecer muy amenazadoras. A veces hace falta que reúnas fuerzas, te enfrentes a tus miedos y aprendas a base de práctica. Y a veces, cuando lo haces, puede que sea más fácil de lo que creías que sería, y puedes que aprendas que eres más fuerte, que tienes más confianza en ti y que te quieres más de lo que pensabas.

De todos modos, reconocemos que el derecho a veto da seguridad cuando estáis dando vuestros primeros pasos en una estructura de relación más abierta. Pero os animamos a que penséis qué significa dar seguridad.

El derecho a veto significa “si sugieres estar con una persona con la que no me siento a gusto, te lo puedo decir y tu abandonarás la relación con esa persona”. Pero ¿qué sucede si el miembro de la pareja que ha hecho la sugerencia decide, de todos modos, seguir con la relación con la persona vetada? Bueno, ahí entendemos que quien ha puesto el veto tiene dos opciones: O bien aguantarse y seguir adelante (normalmente tras un conflicto muy doloroso) o abandonar su relación.

Lo que –¡sorpresa!– es exactamente la misma elección a la que tiene que enfrentarse cualquiera cuando una tercera persona entra en una relación, sea o no por mutuo acuerdo. De hecho, esa es la elección fundamental puesta en juego cuando aparece cualquier tipo de conflicto en una relación: La decisión de si se elige el arduo trabajo de quedarse o el arduo (aunque diferente) trabajo de dejar la relación. Por lo que, en realidad ¿qué te aporta el derecho a veto que no tuvieses ya?

Si acordar el uso de derecho a veto aumenta vuestra sensación de seguridad al principio de abrir vuestras relaciones, está bien. Pero sospechamos que si decidís abandonar formalmente el derecho a veto y os acercáis a un tipo de proceso más fluido para aceptar relaciones con terceras personas, vais a notar muy poca diferencia en la manera en la que funciona vuestra relación; a no ser que, de hecho, esté funcionando mejor.»

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