Querido diario… (VIII): Los malos clientes
4 enero, 2008 a las 9:02/ por moscacojonera
Esto es una de esas cosas que no pintan nada aquí… pero me ayuda para la terapia de grupo.
Es una lástima cuando uno se encuentra con un cliente al que parece molestarle que le preguntes qué es lo que quiere. Hay clientes que, cuando le preguntas para ir afinando, contestan con un tono algo molesto «creía que ya lo habíamos dejado claro»… cuando en realidad te dijeron una sola frase. Por email. O sea, que no hay posibilidad de que haya dicho algo que te hayas perdido… está todo escrito.
Los mejores trabajos salen de un trabajo a medias. Pero como dicen algunos del gremio, pensar cansa. Y mucha gente no se da cuenta de eso hasta que le pides que sea más concreto.
En esos casos, lanzo tres dardos, tres propuestas distintas para que el cliente se decida por una línea y trabajemos por ahí. A partir de ese punto hay dos tipos de clientes: los que se ilusionan por una de las líneas y trabaja colaborando contigo y los que quieren ver más y más y más propuestas. Y más cambios. Y más cosas sin subir el precio.
De esos clientes que ni te dejan cobrar ni te dejan hacer un trabajo bien hecho hay que escapar como del mismo demonio*. En mi terreno freelance, no hago trabajos de este tipo. Pasaré mucha hambre, pero no acabaré haciendo cosas que no nos satisfacen ni a mi ni al cliente. Me he metido alguna vez en el pasado en esos verjeles y al final, siempre te arrepientes.
Por si algún cliente de mi jefe por casualidad llega a aquí: Esto no lo digo por usted. Me refiero a otros.
*No pretendo ir de gurú de nada. Sólo me digo estas cosas para mí mismo. Y para poder contarlas a alguien. Ya cada uno decide en qué líos se mete. Yo sé en cuáles no me meto. Lamentablemente mi jefe sí se mete, y sé lo que es tratar con ellos. Se suele justificar esas decisiones como «no se le puede decir que no».
Recuerdo de una charla de Rojas, de RemoD6: «Cuando haces mierda, parece que no importa. Pero poco a poco esa mierda se queda. Y no se va. Y tu sigues trabajando. Y cada mierda que vas haciendo se va subiendo por las paredes. Y al final no hay manera de quitar toda esa mierda de ahí.».
Estoy completamente de acuerdo.