La actitud antes el sexo: prohibitiva, permisiva o de cultivo
22 septiembre, 2014 a las 11:00/ por moscacojoneraYa comenté cuando me inscribí en el Máster de Sexología que empiezo este año que me esperaba llevarme sorpresas agradables, al aprender más sobre el tema. Lo que no sabía es que esas alegrías me iban a llegar tan pronto. Antes de empezar en octubre entregan una serie de «lecturas previas» para que entres con unos conocimientos básicos ya compartidos por todo el mundo que hace el máster desde el primer día.
Uno de esos textos es «Sobre las actitudes. Una nueva forma de ver y vivir la sexualidad», escrito por Amezúa (el de la foto de abajo), que es el fundador de Incisex y autor de muchos materiales de sexología desde los años 70. Se puede leer su biografía en la wikipedia, tiene su propia entrada. En el texto «Sobre las actitudes» habla de la postura de prohibición, de represión, de vergüenza frente al sexo (que todo el mundo conocemos perfectamente). Y de la actitud permisiva, tan problemática como la prohibitiva porque se cree ser libre cuando en realidad se sigue viviendo en el mismo esquema mental: Si hay una actitud permisiva con algo, si se permite un comportamiento, eso quiere decir que ese permiso se niega para otras facetas del sexo. Si te doy permiso, quiere decir que yo sigo decidiendo dónde pongo la línea roja, dónde decido qué se permite y qué no.
Y frente a eso propone la actitud de cultivo, la de entender la sexualidad como algo que se cuida, como algo central, un derecho humano:
«El filón a cultivar (no sólo como derecho sino como hecho insoslayable) es el hecho de ser sexuado, el de vivirse como ser sexuado y expresarse como sexuado. Este nuevo punto puede que empiece a entrar en conflicto con los valores reinantes, que han prescindido generalmente de esta dimensión humana. Si choca, quiere decir que serán necesarios nuevos planteamientos, tanto filosóficos como psicológicos y políticos o morales, de forma que la sexualidad se coloque en el sitio que le corresponde.»
Ese es un párrafo del texto «Sobre las actitudes», un texto con el que probablemente el 100% de las personas que leen el blog habitualmente estarán de acuerdo. Es una actitud que sin duda comporto, pensé yo cuando leía el texto… Y seguí y seguí leyendo, y cuanto más leía más me iba resultando familiar todo lo que leía… ¡Es el movimiento sex-positive*! (o algo muy muy parecido). Resulta muy agradable encontrar textos con esa perspectiva en castellano…
La sorpresa me estaba esperando al final del texto, cuando después de descubrir que Amezúa (prefiero ese nombre que Efigenio :P) piensa algo tan cercano al movimiento sex-positive… me encuentro que el texto lo escribió ¡en 1978!
Lo que resulta increíble es que tantísimos años después se haya avanzado tan poco, que sigamos viviendo en un ambiente prohibitivo/permisivo y que la actitud de cultivo no es que no se haya popularizado, sino que cada día se retrocede un poco más. En España la LOMCE, es decir, la «Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa» ha conseguido arrancar hasta la última referencia a educación sexual que quedaba en la educación pública… O la actitud común en redes sociales (sobre todo Facebook) de entender como sexo censurable incluso la forma demasiado sugerente de la silueta de un pecho, una madre amamantando a su bebé (que ha cambiado este verano por la presión social) o una estatua.
Por eso, aunque el texto fuese escrito originalmente en castellano (y que por lo tanto igual lo suyo sería incluirlo en esos recopilatorios que hago de vez en cuando) creo que puede ser interesante leer algunos párrafos escritos por Amezúa en 1978 y ver lo aplicables que son hoy día. Aparte de eso también puede estar bien que yo vaya compartiendo aquí los textos interesantes que me vaya encontrando en el Máster. Lo que me voy a ahorrar son los dos primeros apartados, dedicados a la actitud prohibitiva y permisiva, aunque ya digo, me parece interesante leer el texto completo si se tienen el suficiente interés, ganas o tiempo.
Extractos de «Sobre las actitudes».
La fuente original es «Curso de Educación Sexual 2, Revista Vida Sanitaria, Octubre 1978», supongo que los derechos serán de Incisex o Efigenio Amezúa. Que las cosas «está bonito» citar de dónde viene al menos… El texto es mucho más amplio que el extractado aquí, pero extracto lo que es la idea central, la de acercarse al sexo con la idea de cultivo:
«El filón a cultivar (no sólo como derecho sino como hecho insoslayable) es el hecho de ser sexuado, el de vivirse como ser sexuado y expresarse como sexuado. Este nuevo punto puede que empiece a entrar en conflicto con los valores reinantes, que han prescindido generalmente de esta dimensión humana. Si choca, quiere decir que serán necesarios nuevos planteamientos, tanto filosóficos como psicológicos y políticos o morales, de forma que la sexualidad se coloque en el sitio que le corresponde.
(…) No es pedir —por piedad— que la sexualidad sea tenida en cuenta. Es exigir por justicia que las cosas se pongan en el sitio que corresponde. No se trata de reivindicar, ni de luchar, ni de gritar ni de incitar a la provocación o al vicio. Se trata de un hecho que está ahí para ser conocido, estudiado y valorado en el puesto que le corresponde. La actitud de cultivo parte prioritariamente del estudio y de la comprensión del fenómeno sexual, más que de otros presupuestos más sonoros o superficiales.
Hasta hace poco, las actitudes se han ido orientando más hacia la lucha o el escándalo. La actitud que nosotros proponemos es radical. Se trata de situarse ante el hecho sexual en toda sinceridad y humildad. En actitud científica de aceptación y de reconocimiento. Una actitud que está más allá de toda ley dictada o impuesta. Más aún, mientras una ley no admita estos planteamientos no será una ley justa y, por tanto, no puede ser exigido su cumplimiento. La moral y las leyes en vigor han sido hechas sin contar con el conocimiento de la sexualidad humana. Por eso se la ha manejado y maltratado, manejando y maltratando —en consecuencia— a la persona humana, que es sexuada y que no puede dejar de serlo.
Si insistimos en estos hechos básicos es por la importancia primordial que tienen a la hora de situar a la sexualidad dentro del cuadro de valores a cultivar en la vida, y dentro de las potencialidades que todo ser humano lleva en sí. Volveremos en otros capítulos sobre estos hechos. La sexualidad ha sido juzgada y condenada, patologizada y moralizada sin haber sido estudiada y comprendida. La actitud de cultivo exige partir de aquí. El resto queda a descubrir en la medida en que los conocimientos nos vayan proporcionando datos.
Desde una actitud de cultivo la sexualidad podrá ser reconocida de forma muy diferente, si se parte de las actitudes prohibitivas o permisivas. Hay un dato que, de por sí, suele resultar escandaloso. Y es el placer como núcleo de la dimensión sexual. La sexualidad es esencialmente la dimensión placentera de la vida. Placer convivido, compartido, en más o en menos, de diversas formas o modos. Pero, en definitiva, placer, gusto y agrado, disfrute y regocijo.
(…) La sexualidad cultivada lleva a una calidad de vida más humanizada y, en consecuencia, más agradable y feliz.
Pero para poder hablar de una calidad de vida se hace necesario no partir de posiciones apriorísticas o tendenciosas, sino de la observación de los hechos y de su integración en una filosofía, una ética, una praxis. No se trata ya, pues, de enjuiciar o de calificar, o de hacer juicios de valor. Se trata de explorar y descubrir —o de redescubrir— una dimensión que está ahí por algo y que no tiene sentido el que sea atrofiada y ocultada. A todo esto queremos llamar cultivo, al menos en este p r i m e r planteamiento.
(…)
Para un planteamiento coherente del fenómeno sexual humano vemos muy necesario tener en cuenta, por lo menos, los siguientes puntos:
Dejar de lado o sobrepasar las actitudes prohibitivas de cara al fenómeno sexual.
Se trata de ver que el hecho de ser sexuado y las implicaciones que esto trae consigo no son «algo raro», ni «algo anormal», ni «algo especial» , ni «algo patológico», etc… Sabemos que esto es simple de decir y que no es tan simple de asimilar. Pero, poco a poco, puede hacerse camino al andar.
Dejar de lado o sobrepasar las actitudes permisivas, aunque éstas sean (o parezcan ser) menos nefastas que las anteriores.
Como hemos indicado, una actitud permisiva es una actitud de paso, creada por coyuntura ocasional, generalmente por presión social, moda o snobismo. Son las más generalizadas en nuestra sociedad, denominada precisamente tolerante y permisiva. Estas actitudes -especialmente si se trata de educadores- no son las deseables, al menos para un planteamiento coherente
Comprender que existe actualmente una gran parcelación, tanto a nivel personal -de vivencias y experiencias- como a nivel profesional -de estudios y publicaciones-. Todas ellas muy dispersas y, por lo general, muy desenfocadas, muy parcelarias. (…)
Dedicarse, en profundidad, a plantearse el tema de forma simpática e interesada.
Queremos decir a tomarse un tiempo y un esfuerzo de búsqueda con vistas a «meterse en el tema». Acoger los hechos, estudiarlos, comparar estudios de manera crítica, y de forma que cada cual llegue a tener una idea básica y global de por dónde van los planteamientos en esta temática.
Por nuestra parte, trataremos de contribuir a esa coherencia a la que invitamos, exponiendo nuestra visión del hecho sexual, desde un enfoque de comprensión. Queremos decir de forma que no sea provocadora, sino sugerente, y que se entienda. Lo que más nos interesa hoy no es atacar a instituciones antiguas, o ideológicas pasadas. Nos interesa una comprensión nueva del fenómeno sexual. Desde esa comprensión creemos que se puede fomentar un cambio de actitudes, mediante una educación sexual. Ese cambio, siguiendo el hilo conductor que nos lleva, consiste en pasar de la prohibición y la permisividad al cultivo.
Creemos que, aparte ya de quebrantos, vale la pena cultivar la sexualidad. Pero para cultivarla, es preciso conocer qué es y en qué consiste, cómo es su dinámica.»
IMÁGENES
- Las no enlazadas aquí es porque son capturas de pantalla.
- https://www.flickr.com/photos/rafa2010/6722665619
- https://www.flickr.com/photos/63870278@N03/5815933622
- https://www.flickr.com/photos/claudiamazuela/5840827606
* Escribí en 2012 varios posts sobre el movimiento sex-positive, en varias partes. Primera parte, segunda parte, tercera, cuarta y quinta.
No es tan extraño que en 1978 hubiera más libertad sexual que ahora. Eso lo sabemos los que somos lo bastante viejos para haber vivido esa época. El final de los 70s fue la culminación de la Revolución Sexual, potenciada por la invención de los anticonceptivos, la liberación de la mujer y los movimientos sociales de los 60. A partir de entonces ocurrieron varias cosas que supusieron un retroceso en las libertades sexuales que perdura hasta nuestro días. La primera fue la epidemia del SIDA que arrasó la comunidad gay en los años 80 y sembró el pánico entre los que habían practicado el amor libre. La segunda fue el feminismo anti-porno que envenenó el movimiento de liberación de la mujer con sus ideas puritanas contra la pornografía, el BDSM y la prostitución. El manifiesto odio hacia el hombre de estas hembristas no les impidió aliarse con la corriente conservadora que reaccionaba contra la libertad de los 60 potenciada por el triunfo de Ronald Reagan y los Republicanos en EE.UU. Corrientes parecidas se movían en Europa, por ejemplo, la Inglaterra de Margaret Tatcher. Desgraciadamente, hoy en día perduran incontestadas muchas de las ideas del feminismo anti-porno. Las vemos, por ejemplo, en esas homilías incomprensibles contra el «coitocentrismo» o cuando presentan mensajes sexo-positivos como parte de la «cultura de la violación».
¡Enhorabuena por hacer ese master en sexología! Promete ser de lo más interesante.