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En la monogamia… ¿eres creyente o practicante?

4 abril, 2016 a las 13:29/ por

Si tiene algo revolucionario el estudio Enduring Love? de Meg-John Barker y Jacqui Gabb es confirmar que, aunque «en teoría» exista la idea de la monogamia, en la realidad todo el mundo lleva tiempo organizándose de cientos miles muchas maneras distintas que ya no coinciden con ese modelo. Según su estudio (sobre un conjunto de 6.000 personas, 5.000 en Reino Unido y el resto en otros países), aunque el discurso cultural siga siendo el de la monogamia, las relaciones emocionales que la gente tiene EN REALIDAD son mucho más complejas y con muchos más elementos que dos personas.

Esto me hace pensar en los tiempos de la dictadura en nuestro país, en que cuando se hablaba de creencias religiosas católicas,  había quien decía que era practicante y quien decia que era creyente. Es decir, había quien iba a misa, se confesaba y decía seguir todas las normas de la iglesia para sus fieles. Y por otro lado estaba quien decía ser creyente, es decir, que sí, que aceptaba creer en dios o algo, pero que el resto de condiciones se las tomaba mucho más tranquilamente. Lo que costaba encontrar era alguien que se sometiese voluntariamente a defender la postura de que no existe ningún dios.

El libro de Meg-John y Jacqui

El libro de Meg-John Barker y Jacqui Gabb

 

Hoy día no es que haya una dictadura, obviamente, pero con la monogamia pasa algo similar: La mayoría de la gente dice que lo suyo es la monogamia. Pero eso choca con los hallazgos de Meg-John y Jacqui, (que cuentan en el libro «The secrets of enduring love: How to make relationships last«, del que hablamos el mes pasado), donde encuentran que aparte de los dos tercios de personas que reconocen haber estado con otras personas que su pareja monógama, la gente se organiza de otras muchas maneras menos rígidas que «dos personas y punto».

A mucha gente le resultará obvio: «Claro, eso está claro, cada cual va buscando su manera de hacer las cosas». Pero la cuestión es que la existencia de ese «marco monógamo», como lo llama Brigitte Vasallo, ese «pensamiento monógamo» tiene unas consecuencias prácticas muy reales (aparte de las consecuencias conceptuales, que mejor para otro día).

 

Mapa de las relaciones monógamas y nomonógamas de Fraklin Veaux (uso y traducción autorizadas)

Mapa de las relaciones monógamas y nomonógamas de Fraklin Veaux (uso y traducción autorizadas)

 

Una consecuencia por ejemplo es cómo ese «pensamiento monógamo» afecta al trabajo de profesionales de psicología, sexología, psiquiatría, medicina, trabajo social y un inmenso etcétera al tratar con sus pacientes. Una amiga, que tiene pareja desde hace tiempo, se encontró enamorada de otro chico. Como ella, por su trabajo, solía tener citas regulares con su psicóloga, en su siguiente cita le comentó que se había enamorado de otro chico. La contestación de la psicóloga, desde su «marco monógamo» fue: «Es normal… Lo que sucede es que te estás desvinculando de tu actual pareja y estás comenzando a vincularte con otra nueva persona».

Afortunadamente esta amiga preguntó a más gente, y de unas amistades a otras, le recomendaron hablar con un chico con varias relaciones poliamorosas y eso resultó para ella mucho más cercano a su experiencia. Hoy día mi amiga tiene dos relaciones ¿Qué habría pasado si hubiese hecho caso a su psicóloga sin buscar más respuestas? Pues seguramente se habría hecho realidad una profecía autocumplida: Ella miraría a su pareja inicial, con ojos de «vaya, amor mío, esto se ha acabado, me estoy distanciando de ti….», y tal como funcionamos, no sería raro que acabase dando por perdida esa relación confiando en la opinión de la psicóloga. Y este caso lo podemos aplicar a otras muchas situaciones que afectan a nuestras relaciones…

 

 

Otra consecuencia es a nivel personal: El lío de cabeza intentando pensar cómo organizarte tu vida, porque todo tu entorno aparenta ser monógamo… y ves lo complicado que es llevarlo a la realidad en tu caso. Así ha explotado el tema del poliamor, no para practicarlo tal cual, pero sí como una fuente de respuestas para las mil preguntas que, en realidad, se está haciendo todo el mundo. En realidad, practicar la no-monogamia de manera abierta, consensuada, la practica poca gente, un 5% según «Enduring Love?». Siendo esos los datos en Reino Unido, no parece probable que el porcentaje sea mucho más alto en un país mucho más conservador y más dado a buscarse atajos para conseguir lo que se quiere…

Pero también tiene consecuencias legales, como lo que se ha hablado en el congreso de la semana pasada (del que iré escribiendo esta semana) en Coimbra, Queering Partnering, de la universidad de Coimbra: Imaginemos que dependes de la «apariencia monógama» de tu relación para obtener o mantener tu nacionalidad o residencia. Imaginemos que esa persona, en esa situación legal, es un chico bisexual, que su mujer está durmiendo en otra habitación y que él estás en otra habitación follando con su otro amante. Imaginemos que llaman a la puerta de golpe ¿Qué sucede si es la policía? Si entrase la policía ¿no sería fácil creer que era un matrimonio de conveniencia con ella pero que «en realidad» su «amor de verdad» es él? Pues ese es uno de los casos que contó Pablo en la presentación de los resultados del estudio Intimate de la univ de Coimbra.

Ahí está el cambio fundamental que suponen estudios así: El descubrimiento de que seguimos funcionando con unos modelos de los años 50, pero que LA REALIDAD ya no es esa, YA HA CAMBIADO MUCHO… pero que el entorno de esas relaciones no se ha adaptado, con todas las consecuencias que eso tiene. No estamos hablando de un futuro más allá de la monogamia. Es que la realidad hoy día ya no encaja en ese corsé tan estrecho.

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