Nuevo curso de monitor/a de educación sexual
14 agosto, 2020 a las 9:20/ por miguel vagalumePara quiénes están planeando qué hacer el año que viene, recuerdo que el 20 de septiembre comenzamos otro nuevo curso. El curso no sólo es útil para quien quiera ser monitor/a de educación sexual sino para quién (viniendo desde psicología, trabajo social, magisterio, medicina, enfermería, sociología…) quiera tener una formación completa sobre sexología para aplicarlo en su profesión, o para quien quiera aplicar a su propia vida lo que aprenda en un curso que da un conocimiento profundo sobre todo lo sexualmente relevante para el ser humano.
Si quieres reservar tu plaza, escribe a info@escuelasexologica.com contándonos tus motivos para hacer el curso (eso nos ayuda a hacer grupos más homogéneos) y te daremos las instrucciones para asegurarte una plaza para el año que viene.
El curso dura 28 semanas (7 meses). El curso tiene un precio promocional de 70 euros mensuales durante 7 meses, además de los 50 euros iniciales de reserva/matrícula. Si se hace un solo pago inicial, se reduce a 490 euros. Las clases son presenciales via streaming (zoom), es decir, se debe estar presente esas horas. Serán los domingos de 18.00 a 21.00 h (hora Madrid).
Si quieres leer más sobre el curso, puedes escribirnos, o leer el post anterior donde anunciábamos el curso… Otra opción es consultar la información en lescuelasexologica.com o seguirnos en Facebook
¿QUÉ ES LA SEXOLOGÍA?¿QUÉ ESTUDIA LA SEXOLOGÍA?
Escribiré más sobre el tema pero es muy importante saber qué es la sexología, si se va a hacer un curso sobre el tema. La idea más extendida es que sexología es saber más sobre el sexo. Y no, no lo es. Eso es saber más sobre sexualidad. La gente suele entender por sexo los genitales o lo que se hace con los genitales (masturbación/relaciones sexuales) Se cree que la sexología habla sobre la práctica, sobre los condones, los genitales, las infecciones, el activismo, el amor, gestión de emociones, formas relacionales… Hay a quién eso le resulta suficiente. Hay másters que no van más allá…
La sexología es una ciencia que da un marco conceptual que explique TODO lo sexualmente relevante* de una forma que sea coherente, no desde diferentes discursos que no encajan entre sí, que es como se suelen explicar habitualmente: unas cosas se explican desde «lo biológico», otras desde la sociología, la medicina, la psicología… sin pararse siquiera a pensar qué supone buscar respuestas a la sexualidad humana desde una disciplina médica.
Lo que hace ese curso es empezar desde cero, palabra por palabra, desmontando las que usamos sin saber por qué las usamos, desmontando los enfoques desde los que se suele abordar la sexualidad humana que limitan nuestra visión.
Un ejemplo.
Si has estudiado sociología o te gusta ese enfoque, es probable que te interese, por ejemplo cómo se construye el deseo: por qué nos gusta lo que nos gusta, por qué nos gustan quiénes nos gustan, por qué nos deja de gustar… En medio de ese aprendizaje es fácil pasar por alto una palabra que está en la base, una palabra que nos pone unas gafas muy concretas para mirar la realidad: construir ¿Quién ha dicho que el diseño se construye?¿Todo lo que deseamos es fruto de nuestra educación, de lo que aprendemos de nuestro entorno? Eso parte de la idea de que nacemos como una hoja en blanco, como un disco duro vacío. El problema con esas ideas es que se van adaptando según convengan. Todo nuestro deseo es construido… pero eso entonces no explica que nuestra orientación, muy relacionada con nuestro deseo, es algo con lo que ya venimos de serie, algo con lo que nacemos. Es esa forma ingenua de ver la educación (la fantasía de la tabula rasa) por la que todo lo bueno que tenemos es «nuestro», hemos nacido con ello, pero todo lo «malo», todo lo que no nos gusta, es algo que «nos ha impuesto la sociedad». Creo que ahí es fácil ver que no puede ser que el deseo sea construido para lo que nos conviene, pero algo con lo que se nace cuando nos conviene decir lo contrario.
Esa es una muestra de muchas del trabajo que supone abordar la sexualidad desde la sexología. Eso supone revisar conceptos que usamos todos los días sin pensar, y empezar a usar los conceptos de una forma más coherente con el resto de conceptos relacionados con la sexualidad. Eso provoca una reacción común: creer que la sexología es un discurso que se opone a otros discursos. Como la sexología redefine los ladrillos con los que construimos el muro de nuestro discurso, creemos que la sexología es otro muro diferente. Lo que hace la sexología es revisar ladrillo por ladrillo, para que sepamos qué estamos usando y por qué, y a partir de ahí, cada cual, con esos ladrillos construye el muro que quiera.
La sexología aporta un marco conceptual para entender la sexualidad humana en su totalidad y de forma coherente. Luego ya es cuestión de cada cual añadir (o no) a ese conocimiento un discurso concreto, más activista o menos, más liberador o menos, más transgresor o menos. Soy consciente que esto no es lo mismo que dicen algunos máster de sexología, que defienden que hay que explicar la sexualidad humana desde un discurso, en lugar de ampliar la perspectiva de quienes nos escuchan y que sean esas personas quienes tengan la autoridad de poder elegir en lugar de abandonar el discurso previo que habían aprendido para empezar a repetir otro.
Lo dicho: no decimos que no haya que tener discurso, sino que primero necesitamos una base coherente (como lo del ejemplo del deseo) y sobre eso, que cada cual lo adapte a su propio discurso. El profesorado de la escuela tenemos también tenemos nuestra faceta activista, y tenemos un discurso muy claro, pero lo que hacemos es no mezclar unos enfoques con otros. Nos parece la mejor manera para que alguien aprenda sobre la sexualidad humana en toda su diversidad.
Ese es nuestro enfoque sobre la sexología. Hay masters en los que se hace un recorrido por diferentes sexualidades, pero sin entrar a ese nivel profundo que, es lento, pero muy satisfactorio cuando «ves Matrix» y muy útil como herramienta esencial sobre la que apoyar el estudio, trabajo, docencia, intervención… Cuanto más años pasan, más usamos ese marco conceptual. Hay otros master en los que se parte de la idea de que hay que ser activista (lógico, dados sus orígenes) pero al lanzarse al activismo sin haber revisado las herramientas para hacerlo, es fácil encontrarse con el lío de que unas ideas no encajan con otras. Y algo que le cuesta ver a mucha gente: partir de disciplinas médicas como la medicina, la psicología, la psiquiatría supone que el punto de partida sea patologizador.
Para quien quiera palabros y jerga sexológica, nuestro enfoque tiene similitudes con el existencial (aunque se entiende que sí existen los «trastornos», solo es un último recurso, no el punto de partida), pero este tiene su base en la fenomenología del cuerpo (Merleau-Ponty, Ricoeur). Palabros que sólo hacen falta para quienes quieran profundizar al finalizar el curso.
*Si por «todo lo sexualmente relevante» entiendes sólo los genitales, o lo que se hace con ellos, es una buena señal de lo que ha hecho la escasa/nula educación sexual.
(y eso va mucho más allá de lo genital, son nuestros deseos